Su madre, su inspiración.
Cinco años atrás, Graciela, la madre de Julián Ríos, fue diagnosticada con cáncer de mama, por lo que se sometió al proceso necesario para atacarlo. Sobrepasó todas las quimioterapias, aferrándose a la idea de estar completamente libre de la enfermedad. Lamentablemente cuando creyó que el tormento ya había terminado, este volvió. Fue diagnosticada de nuevo.
Desde ese momento, Ríos, con el corazón vulnerable por la noticia, pero con ganas de salvar a su madre, investigó con mayor profundidad el tema para saber cuáles eran las posibilidades de que su progenitora sobreviviera.
Dos años completos dedicó a la investigación sobre métodos de detección de cáncer, pues el margen de error fue la razón por la que a su madre se le diagnosticó por segunda vez el padecimiento, pero en etapa avanzada.
Me di cuenta de la terrible falibilidad del método mastográfico y autoexplorativo, por lo que decidí hacer algo por el cambio”, afirma Julián.
EVA
Tras cumplir 16 años, Ríos se asoció con José Antonio Torres, José Ángel Lavariega y Andrés Muriel, y juntos fundaron Higia Technologies, un emprendimiento dedicado al desarrollo del wearable EVA, el cual, adherido al sostén de la mujer, es capaz de detectar eficientemente el cáncer de mama por medio de biosensores.
Ríos explica que su wearable puede dar un diagnóstico 93 por ciento certero; es decir, mayor que el que en muchos casos se obtiene con la mamografía, ya que este examen brinda 80 por ciento de certeza. El porcentaje de Higia puede incrementar mientras más avance la investigación.
Graciela perdió medio año para iniciar su tratamiento. Se realizó la mamografía en México y no le detectaron nada; seis meses después se repitió el examen en Estados Unidos, pero ya tenía tumores de cinco centímetros.
Según Ríos, con los métodos tradicionales (autoexploración y mamografía) una mujer puede tardar hasta ocho meses en recibir un diagnóstico de cáncer, pero con EVA es posible reducir las brechas temporales hasta en un 95 por ciento al requerir solo de 60 a 90 minutos semanales para evaluar las anomalías térmicas en los senos de la paciente, ya que las malformaciones ocasionadas por la enfermedad necesitan mayor presión sanguínea para crecer, lo que provoca una mayor temperatura.
Aportando a muchas mujeres
El objetivo de Ríos es llegar a muchos países a través de su proyecto para poder disminuir este tipo de casos, en los que la detección tardada arruina la vida de muchas mujeres.
Recientemente recibió un correo electrónico de la Dirección de Innovación del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en el que invitaban a Higia a participar en las Olimpiadas de la Innovación, evento en el que personas de todo el mundo pueden conocer su dispositivo: EVA. Además, el IMSS le comentó que facilitaría que Higia haga pruebas con EVA en todo México con los derechohabientes, quienes serán su base clínica para seguir investigando.
Sus herramientas de amor
Los instrumentos que utilizó Ríos fueron una consola de Xbox y un horno de microondas. La idea inicial fue utilizar la cámara del Xbox porque esta hace mapeos tridimensionales del seno y monitorearla semanalmente para observar comportamientos anormales. “Esta idea es médicamente estúpida, pero esas son el tipo de ideas con las que empiezas”, comenta.
Iniciamos en la casa de José Antonio, con varios litros de ácido y hojas de cobre; las pintábamos con algún marcador permanente y marcábamos el camino que el circuito debía recorrer. Pero cuando las metíamos en ácido se carcomía el cobre, pero no la pintura”, explica Ríos.
Graciela estaba muy emocionada por todo lo que su hijo estaba realizando. Él y el resto de su familia eran su mayor motivación para seguir en la lucha.
Actualmente, EVA ya está en venta y a un costo de US$120, y su aceptación en el mercado ha sido sumamente positiva, al punto de recaudar ya US$5 mil 692 en ventas.
Si estás interesado, puedes ingresar a evabra.mx para poder adquirirlo.
Fuente: Alto Nivel.