Un nuevo capítulo de espionaje y controversia se abre entre Estados Unidos y Rusia, ya que desde las pasadas elecciones, en las cuales un dramático e impulsivo Donald Trump quedó como gobernante de la nación, además que se hizo un eco mediático en el que se rumoraba la posible “ayuda” de medios rusos para boicotear las elecciones a su favor. Más y más sospechas ha habido desde entonces, pero nada con fundamento.
La semana pasada Kaspersky Lab, la empresa detrás del mundialmente conocido antivirus de origen ruso, recibió un duro golpe del mismo puño de Trump, al firmar un acta que prohibía su uso, no solo en dependencias del Gobierno, sino con todas las compañías que tuvieran relación con el Estado. Esto dio automáticamente de baja una gran cantidad de usuarios del antivirus, las pérdidas económicas que esos usuarios conllevan y el cierre de sus oficinas en Washington.
La razón detrás de esta medida es que Kaspersky recopila información sobre nuevas amenazas de seguridad, es decir: si tu equipo sufre algún tipo de ataque de virus, pero el programa no reconoce exactamente cuál es la amenaza, manda una copia del virus para ser analizado y posteriormente actualizar el software para hacer nuestras computadoras inmunes a dicho virus.
Ahora adivinen qué dependencia del Gobierno de USA estuvo jugando con virus para infectar y recopilar información de usuarios bajo el concepto de una “pelea contra el terrorismo”, exacto, alguien en la NSA se descuidó y al estar jugando a la infección de virus, no notó que la opción de recopilar y enviar información del antivirus estaba activa. Así fue como parte de los códigos secretos de la NSA llegaron a los laboratorios de la empresa rusa, pero según informes de la misma Kaspersky, fue un único caso, en el cual se eliminó dicha información a sabiendas que era propiedad del Gobierno de Estados Unidos.
Ahora Trump, en otra de sus ya conocidas rabietas, vetó al antivirus sin miramientos ni titubeos. Kaspersky no ha tardado en reaccionar y están demandando al Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, ya que sus acciones han dañado no solo la relación que tenían con sus clientes, sino que lo consideran un ataque directo a la reputación de la empresa. Esto debido a que los tildan de ser espías y recolectar información confidencial para venderla a otros gobiernos.
Eugene Kaspersky, el cofundador de la empresa, niega dichas acusaciones y quiere un trato justo, que todo se apegue al “debido proceso” para limpiar la reputación de su empresa.