En fin, estamos dejando atrás un año singular en el que la naturaleza también fue protagonista en el cuadro de la catástrofe.
A pesar de la pandemia los guatemaltecos buscan seguir con las tradiciones.
Llegó por fin la Navidad y esta sí que la pandemia no consiguió arruinarla como lo hizo con la Semana Santa y otras festividades.
El oído de los perros y gatos es entre 5 y 7 veces más sensible que el de un humano. Protégelos del ruido de la pirotecnia así.
La pasión del amor se trasformó en poco tiempo en una relación de acusado odio.
Mayra logró convertirse en la primera mujer, de su aldea, en acabar la secundaria y llegar a la universidad.
Con más de 12 años de experiencia volando, Óscar Díaz entregó su tiempo como voluntario para la crisis que trajo ETA. Relata historias fuertes de rescates de mujeres embarazadas que dieron a luz.
Tras la muerte de su mamá, Marcos llegó al cuidado de su tía, quien día a día lucha para brindarle comida, cuidado y amor.
“no quiero escuchar nada más del tema; es imposible lo que me estás contando. Simplemente no puede ser”
La familia Orellana perdió todo, pero desean reiniciar con esperanza.
El 1 de noviembre los guatemaltecos acostumbraban visitar los cementerios del país, algunos comían allí y todo se hacía en familia, pero la pandemia cambió todo.
¿Qué puede hacer que una persona le tenga pavor a la oscuridad?
El IRTRA ha estado dentro del corazón de los guatemaltecos por más de 50 años y todo ha sido gracias a la labor de Ricardo Castillo Sinibaldi.