Él y su esposa viven en una situación de precariedad. Sus tres hijos no pueden apoyarlos, ya que su situación económica es similar a la de sus padres.
A pesar de las dificultades del coronavirus en Guatemala, ha sabido reinventarse para continuar con el oficio de la relojería.
Hace años eran considerados oficios importantes en la sociedad. Hoy, algunos de ellos existen, pero son cada vez menos buscados.
Él ya tiene casi 50 años de cuidar el cementerio general; antes trabajaba para poder mantener a su esposa, pero ahora está solo.
Ganarse la vida es inevitable para todos; sufrido para algunos y divertido para otros. Este es el caso de Fabián, un stripper que ha acumulado varias historias por contar.