Ana vivió una experiencia muy extraña mientras guardaba cuarentena en su pequeño piso de Lavapiés. Todo comenzó cuando conoció a su vecino Héctor, o al menos eso creyó.
Después de las cuatro de la tarde nos invade el silencio. Nada humano se escucha en la calle. Entonces las aves y otros animales hacen su aparición recuperando su espacio.