Esos ciudadanos comunes, que tocan dineros ajenos y se elevan a la categoría de Dioses, lo hacen todo para callar a quienes se atreven a manchar su “buen nombre”.
La desinformación, la desconfianza sobre el uso de datos personales y las vulnerabilidades de las ciudades inteligentes estarán en el centro de las ciberamenazas de este año.