Después de todos estos años en que los he disfrutado, empiezo a ver como esa luz en ellos se apaga. El corazón se me acongoja cuando los encuentro incapaces de subir gradas, hacer fuerzas.
Son jóvenes y bellas, y aunque no lo parezcan, se han convertido en felices abuelitas. En Guatemala también hay muchas mujeres que han tenido a sus nietos muy temprano ¿conoces alguna?
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