La Empresa Portuaria Nacional (EMPORNAC) ha sido tradicionalmente un centro de negocios, que ha servido para beneficiar a funcionarios de turno. Moneda de cambio para pago de favores y fuente de enriquecimiento de empleados y ha operado de forma disfuncional. La EMPORNAC es uno de los bastiones de la corrupción y pieza clave en las operaciones de contrabando y trasiego de droga en el país.
Y es la forma en que los gobiernos de turno han utilizado el puerto, la que ha permitido que grandes sumas de dinero se pierdan por malas administraciones. En 2017 la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT), alertó sobre la falta de controles y actualización de equipos para hacer más eficiente las operaciones en el puerto. Werner Ovalle, Intendente de Aduanas, dijo que la administración del puerto puso un sinfín de excusas para no actualizar sus sistemas de control, para favorecer la corrupción. Dentro de los incumplimientos de EMPORNAC figuraron procesos de logística, seguridad, cámaras de control, procesos de vaciado de contenedores y traslado de información en tiempo real.
“Ya se detectó una cadena logística donde hay transportistas, gestores de la portuaria y obviamente gente de aduanas que se dedica a la corrupción. Por nuestra parte ya iniciamos el proceso de depuración por intermedio de la Gerencia de Asuntos Internos”, dijo entonces Ovalle.
De acuerdo con Juan Francisco Solórzano, ex super intendente de SAT, durante su gestión la EMPORNAC no cumplía con normativas como el Código Aduanero Uniforme Centro-Americano (CAUCA), el cual establece la legislación aduanera en los estados miembros. Además, la EMPORNAC incumplía también con la ley de aduanas, la cual rige todas estas operaciones en el país.
Incluso en 2012, durante el gobierno de Otto Pérez Molina (uno de los más corruptos del país), fue necesario intervenir la EMPORNAC para transparentar sus servicios y frenar la corrupción en la institución. La entonces directora de la Cámara de Comercio Guatemalteco-Americana (AMCHAM), Carolina Castellanos, dijo que la medida era positiva: “solo si se resuelven los problemas de evasión, corrupción y contrabando”.
Irónicamente, la ex vicepresidente Roxana Baldetti dijo que la medida también se adoptaba para mejorar las operaciones de EMPORNAC y hacerla más competitiva. “Estamos tomando esta medida para mejorar la transparencia y efectividad del puerto”, dijo la hoy detenida y condenada por corrupción.
Incluso en las redes sociales, trabajadores y usuarios de la EMPORNAC, han creado un grupo para hacer públicas las denuncias sobre situaciones irregulares que allí suceden. Problemas laborales, situaciones de inseguridad en el área de trabajo, malos tratos y gastos irregulares se denuncian a diario en la pagina que cuenta con 1 mil 800 seguidores. En una de sus publicaciones relatan como los últimos tres administradores han sucumbido a la corrupción. Ya sea por medio de sus colaboradores, asesores o ambición de dinero fácil.
El puerto de Santo Tomás de Castilla, que vino a reemplazara al Puerto Barrios luego del terremoto de 1976, es hoy un importante centro de traslado de mercadería. Se dice que es un proyecto en expansión, que trae tras de sí una historia de corrupción y pago de favores políticos. EMPORNAC, se volvió la cuna del contrabando, paso de drogas y foco de enriquecimiento de los funcionarios de turno.