La casa donde vive Juana López, en la colonia Landívar, zona 7 de la capital, junto a su familia, mantenía un ambiente de soledad. Además el piso se veía sucio y empolvado.
Sobre uno de los lavaderos de la pila de cemento vacía, instalada en un pequeño patio trasero, permanecían acumulados trastos y utensilios de cocina de varios días.
En las dos habitaciones había bultos de ropa sucia, que se iba amontonando conforme la usaban cada día y el baño no tenía buen olor.
“Un vaso de agua, no se le niega a nadie”, refiere un dicho popular, pero cuando el vital líquido es escaso hay quienes les toca comprarlo, porque de sus chorros solo sale aire.
Quedarse sin agua un día es un problema con el que tienen que lidiar muchos guatemaltecos, situación que puede irse agravando conforme pasan los días o las semanas, sobre todo en verano, cuando el agua es escasa.
Comprar agua tiene un alto costo para las familias que más la necesitan, en algunos lugares puede costar entre Q200 y Q400 por una cisterna. Esto es sinónimo de desajustar el presupuesto mensual o lo que también puede significar adquirir una deuda.
Algunas cosas del diario vivir como: lavarse la cara y manos, cepillar los dientes, bañarse, lavar ropa, ir al sanitario, limpiar la comida (lavar frutas, verduras y carnes), hacer limpieza (lavar trapeador) y regar las plantas, no se pueden hacer sin agua.
Para solucionar esta problemática, familias como la de Juana López se ven en la necesidad de comprar agua junto con otros vecinos y repartirla equitativamente, ya que necesitan en promedio tres toneles a la semana para poder subsistir.
Según el Instituto de Investigación y Proyección sobre Ambiente Natural y Sociedad, en la Ciudad de Guatemala, más de 500 mil vecinos padecen por la falta de agua y más del 60 por ciento, de la que se distribuye se extrae de perforaciones muy profundas, algo que puede ser nocivo para la salud por la concentración de minerales, a esto hay que agregar que a nivel del subsuelo se va escaseando.
¿Qué pasa en otras latitudes?
En el mundo se estima que son más de 500 millones de personas, las que no tienen agua potable y que los países más afectados son Mozambique, Malawi y Madagascar.
Así lo estableció la organización WaterAid, en el informe que presentó este año, en el cual advierte que los efectos del Fenómeno de El Niño pueden llegar a ser mortales en toda América, porque seca ríos, pozos e incrementa incendios y mata el ganado.
También se estimó que las enfermedades relacionadas con el agua matan anualmente 3.5 millones de personas en África, Asia y Latinoamérica, más que el SIDA y los accidentes de carros combinados.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza estima que en Centroamérica se desperdicia más del 50 por ciento del agua potable por fugas en las redes de distribución. Así se dio a conocer recientemente en el Foro Regional sobre Agua, realizado en Tegucigalpa, Honduras.
La contaminación ambiental, la deforestación y el crecimiento poblacional son factores determinantes para agravar la situación del agua en un corto plazo.
Según la Empresa Municipal de Agua, para satisfacer las necesidades de más de dos millones y medio de personas, se necesita producir diez millones de metros cúbicos al mes.
Afluentes como el Xayá y Pixcayá, que nacen en el departamento de Chimaltenango, son los que abastecen en un 50 por ciento el agua que se distribuye en la metrópoli, a pesar que su nivel cada año va disminuyendo y el agua está más contaminada, se calcula que aún producen unos 400 mil litros por segundo.