La sombra del terrorismo
El mundo continúa con esa violencia incontrolable, en la que pagan justos por pecadores. Recién sucedió en Manhattan, también pasó en Barcelona, Alemania, Londres y en nuestro país es una lamentable realidad cotidiana. El método es el hombre armado o en vehículos arrasando con todo a su paso, que deja muerte, dolor y destrucción.
Pero traigo a colación el horror humano de provocar estas “guerras mundiales”, porque el 13 de noviembre, se cumplen dos años de los atentados en la sala de espectáculos de Bataclan, en París, Francia. Considerada como un templo musical, que fue atacada por suicidas terroristas, que con un torbellino de balazos mataron a gente inocente.
El olor a peligro Y MUERTE
En diciembre 2015, había planificado un viaje para Francia, mi familia preocupada porque me iría a un país recién atacado. Pero, siempre he pensado que cuando a uno le toca la hora de morir, podría ser hasta en el mismo baño de la casa, no había que ir tan lejos, así que de nuevo agarré mi mochila y dije ya regreso.
Te puede interesar: Medianoche en París, pero perdida:
Cuando llegué todo era eco de sirenas, rostros de miedo, desconfianza y la evidencia de la crueldad del ser humano, que no distingue clase social, raza o religión. Estuve frente al Bataclan, el cual estaba rodeado de flores, velas y mensajes de todas las nacionalidades que pedían la paz, así como oraciones por las almas que ya descansaban. El temor era evidente por donde pasaras, el rastro del daño emocional y económico era palpable (porque los propietarios de los negocios tuvieron que cerrarlos durante un buen tiempo).
De repente, me detuve en el callejón, donde un mes antes, muchos habían escapado de aquel sangriento ataque en Bataclan. El lugar es estrecho, diferente a cómo se miraba en la televisión, estaba desolado y solo quedaban vestigios de una noche trágica, no podía imaginarme días previos la desesperación de las personas por salvar sus vidas, cuando se lanzaban del segundo nivel.