Enoja ver cómo se deterioran, no que estén consignados imagen

Abandonados y desmantelados, así lucen los vehículos consignados en las estaciones de Policía.

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El inicio de marzo de 2016, no fue bueno para Edwin Valdez, nunca imaginó que en pleno verano viviría un calvario que concluiría año y medio después.

Aquel 1 de marzo, salió temprano de su casa, su día estaba tan bien planificado que hasta le dio tiempo de pasar haciendo “el super” para la quincena, antes de reunirse con unos amigos para ver los avances de un proyecto laboral que estaban emprendiendo.

Al llegar al lugar acordado, en la Avenida Centroamérica, en la zona 1, no encontró el habitual parqueo que utilizaba, tuvo que buscar otro donde dejar su carro Hyundai Excel, modelo 1989.

Recuerda que la reunión fue breve, no tardó más de 30 minutos y al concluir se despidió de ellos y salió a buscar su “carrito”. Caminó hasta donde lo había dejado y no lo encontró.

Pensó que quizás la mente le estaba jugando una mala pasada y avanzó unos metros más para buscarlo, pero nada, el carro no estaba.

Entre su incertidumbre recordó que había una tienda cerca de donde lo había dejado, así que caminó de regreso, entró y le preguntó al encargado: “¿Disculpa no viste si una grúa se llevó un carro gris que estaba parqueado enfrente? No, fue la respuesta parca del dependiente.

De a poco, la incertidumbre se fue convirtiendo en decepción, se negaba a creer que le habían robado el carro y le entristecía mucho aceptarlo, porque era de su papá.

Sin saber qué hacer y cómo reaccionar, caminó de regreso al espacio que permanecía vacío, donde estaba seguro que había dejado su vehículo, cuando se encontró con sus amigos.

¿Qué te pasó? Le preguntaron.

No encuentro mi carro, muchá. Les respondió desconsolado.

¿Dónde lo dejaste?

Aquí les dijo y señaló el lugar donde no había nada.

¡Te lo robaron! Contestaron todos al unísono.

En ese insípido diálogo estaban cuando aparecieron dos agentes de la Policía Nacional Civil (PNC), en bicicleta. De inmediato, los detuvieron y les comentaron lo que había pasado.

Después de dar las características, generalidades del carro y todos los datos personales, los policías lo mandaron a poner una denuncia a la sede central de Ministerio Público en Gerona. Y el caso de Edwin pasó a ser parte de una extensa base de datos que tienen las autoridades sobre robo de autos.

Abandonados y desmantelados

Automóviles, motos, picops, camionetas y hasta camiones permanecen estacionados cerca de todas las sedes de la PNC, cada uno de estos es sujeto de un proceso de investigación que a las autoridades les lleva meses resolver.

Algunos son robados en una jurisdicción distinta, pero son abandonados o recuperados y por eso los trasladan a las comisarías, estaciones y sub estaciones. En otros casos, los vehículos han sido utilizados para cometer otro tipo de ilícitos o los decomisan por un accidente vial.

“Recuperarlos es un dolor”, refiere Edwin, quien asegura que “el trámite es engorroso, cansado y se pierde mucho tiempo, por eso los afectados prefieren dar por perdido su patrimonio que hacer la lucha por recuperarlos”.

También relata que “además de lo que se gasta en rescatarlo, tienes que invertir en ponerlo a funcionar otra vez, porque te lo entregan sin piezas en el motor, a veces sin llantas, no lo puedes arrancar porque está sin batería y hay que pagar grúa para llevártelo, duele perder tu patrimonio, pero qué se puede hacer”.

En el recorrido realizado por algunas sedes de la PNC, Relato pudo constatar el abandono y mal estado de los carros, como los que se encuentran en una subestación de Bárcenas, en Villa Nueva, donde pareciera que la fila de vehículos son parte del congestionamiento vial.



Así lucen los vehículos consignados en la subestación de Bárcenas, Villa Nueva. 

En otros lugares, donde las sedes de la Policía están frente a parques centrales o lugares de recreación familiar, para los vecinos es incómodo transitar y tienen miedo de que por la noche los asalte la delincuencia común, que se apropia de estos lugares.

“Es inseguro pasar por aquí, en las noches hay que buscar otro lado para caminar, porque aquí se mantienen un montón de hombres tomando, se drogan y a veces duermen en los carros”, comentó Alicia de Fuentes, vecina del área central de Villa Nueva.



Estación de la PNC de Villa Nueva, donde hay motos y vehículos consignados que afectan la locomoción. Foto: google earth

A los tres días del reporte de robo (4 de marzo de 2016), le avisaron a Edwin que su auto lo habían encontrado y que estaba estacionado en una de las calles de la colonia Reformita, en la zona 12, frente a una sede de la PNC.



En esta sede de la PNC recuperó Edwin su carro. Foto: google earth

Transcurría la primera quincena de junio, de este año, cuando su papá se comunicó con él para indicarle que después de un año y tres meses les iban a devolver el carro, el abogado que contrataron se encargó de todo y así lo recuperaron.

Entre los gastos estaba incluida la grúa que la Policía utilizó para mover el vehículo de donde apareció desmantelado, “servicio” por el que cobraron Q800. “Enoja ver cómo se deterioran, no que estén consignados”, afirma con una profunda molestia, Edwin.

Foto de portada: Pixabay 

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