Por: Isabella Elizondo
“La marcha me eligió a mí”, comenta la marchista Mayra Herrera. Quien demostró tener habilidad para este deporte. Cuando tenía 12 años, el profesor de Educación Física la introdujo en esta disciplina.
Ahora, se prepara para Tokio. “Antes de las olimpiadas tenemos un campamento de entrenamiento”. Este consiste en una rutina intensa que dura dos meses para estar en la mejor condición física posible. Esta es la tercera vez que Mayra clasifica a los Juegos Olímpicos.
La primera vez que participó en esta competencia fue en 2012, pero llevaba ocho años sin entrenar. Decidió retirarse del deporte para dedicarse a estudiar y trabajar. Fue por una convocatoria del entrenador Rigoberto Medina que regresó al deporte. “Tenía un emprendimiento, pero lo tuve que dejar, al igual que mis estudios”, menciona Mayra.
Tenía un año para regresar a estar en forma y poder clasificar. En este periodo debía alcanzar un buen rendimiento y perder peso, ya que había dado a luz hace seis meses. “Me dedique al 100% a entrenar y prepararme”. Su trabajo dio fruto, ganó competencias y compitió en estos juegos.
Sin embargo, la atleta opina que alcanzar esta meta no consiste solo en el empeño que se le ponga, sino también es cuestión de suerte. “El universo debe estar a tu favor”. Además, existen otros factores que son clave para el éxito: el entrenador y trabajar de manera ordenada para poder estar bien tanto física como mental.
Comenta que el ser madre y atleta en ocasiones es difícil. “Tienes que sacrificar el tiempo con tus hijos, es duro, pero todo sacrificio trae recompensa”. Su hijo la apoya y entiende lo que implica ser una atleta. Y cuenta con la ayuda de sus seres queridos.
No solo enfrenta desafíos para encontrar el equilibrio, sino también pasar por señalamientos. “La sociedad te señala como mala madre, por dejar a tu hijo”. Estas acciones son específicamente hacia las mujeres, por ello, motiva a las madres para que sigan sus sueños. “Como los hombres, nosotras podemos hacer nuestros sueños realidad”.
Esto la hace trabajar para llegar a su meta: una medalla de las Olimpiadas. Su motivación es tener las mismas posibilidades que los grandes equipos y lo que más le emociona de esta experiencia es poder darle honor a Guatemala.
Foto principal: Prensa Libre