El año 2016 terminó mal para mucha gente, pero más para los habitantes del asentamiento Manuel Colom Argueta, en la 30 calle final zona 3. Era el 29 de diciembre, y según nos contó Doña Tere, la líder de la comunidad, una estufa de gas con las hornillas abiertas y un niño con una carterita bastaron para provocar el fuego que devoró 30 viviendas.
Tras perder todo, hace unos días se toparon con la noticia de que un grupo de jóvenes llegó para que, en colaboración mutua, las familias que perdieron su hogar tengan piso en sus viviendas.
Fueron 30 las viviendas consumidas por un incendio a finales de diciembre, en la 30 calle final del asentamiento Manuel Colom Argueta, en la zona 3. Pero ahora, la sorpresa y felicidad de los habitantes era reflejada en el trabajo en equipo, pues gracias a la ayuda, ahora tocaba fundir las tortas de cemento en sus terrenos.
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Llegar, ver y ayudar
Todo comenzó con una colecta en Facebook para un colchón. Un grupo de amigos quería ayudar a una de las familias que habían perdido todo con el incendio y Rodrigo Blanco se enteró, luego de hacer algunas preguntas supo que las familias dormían en el suelo, pues con el incendio perdieron todo. Entonces nació la idea, en lugar de cambiarle la vida a una familia, ¿porqué no a la comunidad? Si poner el piso de concreto requería de Q1,500 por casa, por qué no a todas las casa que se quemaron.
Así, Rodrigo y sus amigos, anunciaron que llegaría a fundir el suelo de las champas, y aunque no tenían el dinero, lo iban a lograr, “No es mi proyecto, es un proyecto de Dios y el abre las ventanas de los cielos, para que se derrame abundancia hasta que sobreabunde”, les dijo Blanco “vamos a tener la ficha”, ese era el plan.
Eso ocurrió el lunes 6 de marzo, para el viernes 17, cuando llegamos a realizar la entrevista, ya tenían fundidos 22 pisos. Según explicó, la gente lo tomó muy bien, se requirieron de 40 colaboradores (20 eran Rodrigo y sus amigos) el resto, los habitantes de la localidad.
Comenzaron a trabajar el miércoles 15 y la meta era terminar el viernes 17, lograr en 3 días 30 casas, en jornadas de 4:30 a 19:00 horas, el primer día y desde el segundo, comenzar a las 8:00.
Se pagaron albañiles, maestro de obra y material, todo con una colecta iniciada con un post en Facebook. Tras 150 shares, se lograron Q50 mil, con lo que se compraron 200 sacos de cemento, piedrín, arena, y la madera de los techos (por cierto, una de las motivaciones de Rodrigo están en el sitio lifeofmeaning.com)
“Venimos el lunes a ofrece a la comunidad la ayuda”, y para el miércoles, habían 10 camiones con el material, explica Blanco. “Somos trabajadores de Dios, si uno busca primero el reino de los cielos, lo demás viene por añadidura, él se encarga de bendecir a su país”.
¿Qué pasó después? Eso está en la nota, Lloramos de alegría.