Sin duda, has pasado por el puente El Incienso, pero ¿le has echado un vistazo a lo que hay abajo? O ¿has visto que hay personas que viven ahí? Pues fui a conocer cómo es que esa comunidad escucha el pasar de los vehículos a diario y de cómo luchan para sobrevivir el día a día.
Carmen reside desde hace 2 años en el asentamiento Santa Rita, comenta que por las mañanas los peatones pasan lanzando piedras hacia las viviendas y deben de estar pendientes por sus pequeños, ya que podrían herirlos de gravedad.
Alejandro Pérez explica que su mayor temor es por las noches, porque lanzan costales con basura e incluso con materiales metálicos, causando destrozos en los techos, porque las láminas quedan inservibles. “La vida está muy dura y nosotros apenas ganamos para traer el pan a nuestras casas y no es correcto que está gente nos haga eso, yo le pido a Dios que siempre nos guarde, lo único que nos queda es encomendarnos a él”, expresó.
Los vecinos explican que cada vez que escuchan un estruendo en los techos, de inmediato piensan que una persona se lanzó del puente, por lo cual corren a ver si los demás se encuentran bien. Durante el recorrido, me pude dar cuenta que si algo tienen a su favor es la unión que hay entre ellos. También, pude observar que las personas que viven más abajo no sufren por lo comentado anteriormente, pero su lucha diaria es salir del lugar, ya que les toma de 10 a 20 minutos llegar a la salida del asentamiento.
Irma López, me indicó en la parte final del recorrido, que no ha sido fácil vivir en esa área, debido a que al inicio cuesta adaptarse, aparte luego de la temporada lluviosa se corre peligro por el colapso de las viviendas que están más a la orilla del asentamiento. “Existen personas que se burlan por donde vivimos, que si alguien no nos advirtió de habitar en este sitio, sé que no hay culpables, pero al ver a nuestros hijos y no tener un techo que los cubra decidimos venir aquí”, explicó.