La mañana del 12 de octubre, Luis Roberto Morales y su padre Miguel, emprendieron un viaje a la ciudad capital desde La Democracia, Petén. Luego de recorrer unos 400 kilómetros, finalmente llegaron a Guatemala y se hospedaron en un hotel. Al día siguiente, ambos llegaron al Instituto Neurológico de Guatemala. Se habían inscrito en una jornada de prótesis que cambiaría la vida del niño y muchos guatemaltecos más.
El Club Rotario Guatemala de la Ermita y la organización estadounidense LN4 organizaron la primera jornada de entrega de prótesis gratuita, el pasado 13 de octubre. Más de 145 guatemaltecos que perdieron uno o dos antebrazos finalmente podían optar a una prótesis. Además de recibir un reembolso para los gastos de transporte, los asistentes participaron en un pequeño entrenamiento sobre el uso de su nueva prótesis.
“Estoy muy feliz. Si funciona bien como hasta ahora, organizaremos otra jornada”, comentó Hubert Hirschi, miembro del club. Los beneficiarios se inscribieron previamente al evento y entraron al circuito en grupos de aproximadamente 16 personas durante todo el día. El único requisito era que la persona contara con al menos, 8 centímetros de muñón para que se le pudiera colocar la prótesis.
Muchos, como los Morales, viajaron grandes distancias para poder cumplir uno de sus sueños. En el caso de Luis Roberto, los últimos tres meses han sido una lucha por adaptarse a una vida sin su brazo. “Me asaltaron y quitaron el brazo con un machete. Me quería defender y no pude”, relató Morales, quien en compañía de su padre, emprendería el viaje de regreso a Petén con una nueva mentalidad.
Lázaro
“Somos muy buenos amigos”, comentó Sara Quinteros, quien inscribió y acompañó a Lázaro Chinchilla a la jornada. Los dos se conocieron por un trabajo de flete. A los 23 años de edad, él sufrió una descarga eléctrica y perdió ambos brazos.
“Ella me ayudó a tener esta información y ahora me siento bien porque hay cosas que no puedo hacer, pero ahorita las puedo comenzar a ensayar”, comentó Chinchilla, quien alegremente bailaba con unas maracas en sus nuevas manos.
A pesar de las dificultades, Lázaro nunca dejó de trabajar. Conduce su carro, realiza viajes como fletero y trae cargas de lo que sea. “No se ha dejado vencer. Es muy puntual y responsable”, relató Quinteros con una sonrisa tan grande como la de su amigo.
Derek
Los médicos nunca pudieron explicar por qué Derek Monzón había nacido sin un brazo. Debido a eso, la infancia del pequeño no fue nada fácil. “Vine hoy para cambiar mi vida porque desde pequeño sufrí mucho bullying. Siempre que llegaba del colegio le preguntaba a mi mamá por qué no tenía mi brazo”, comentó el niño.
“No es fácil para la sociedad aceptar a una persona diferente”, comentó Sarahí, madre del chico. Ella estaba tan feliz como él al salir del evento. La prótesis significaba un nuevo camino en la vida de Derek. “Con solo verlo las primeras horas con su prótesis ya vi un cambio en su expresión y actitud”, mencionó, quien junto a su hijo, viajaron a la ciudad desde Jocotenango, Sacatepéquez para obtener la prótesis.
Donald
“Uno nunca sabe lo que le pasará a uno”, mencionó Donald Alvarado, quien gracias a Aurelia Hernández, trabajadora social, viajaron desde Uspantán, Quiché para cambiar su vida. Hace unos meses, él perdió un brazo por un accidente mientras trabajaba en una finca.
“Comenzó a llover y por correr, me tropecé y una máquina picó mi brazo”, relató Alvarado. Cuenta que perder un miembro de su cuerpo ha sido lo más difícil que ha vivido, pero que “pidiéndole a Dios, todo fue posible”. Lo más complicado para él, fue lidiar y adaptarse al conformismo, a la idea de que nunca podría tener una prótesis.
“Me puse feliz cuando me contaron porque hay personas como yo y mi familia que no contamos con muchos recursos. No nos alcanza para tener una prótesis como esta”, mencionó. Donald comentó que está muy agradecido con las organizaciones que le dieron esta oportunidad y que a pesar de que la práctica en la jornada no fue tan larga, “con la práctica va a lograr hacer mucho más”.
Donald finalizó con un mensaje a los guatemaltecos: les pidió que siempre hagan las cosas con precaución. “Encomiéndense a Dios cuando salgan de su casa, eso es lo primero. Uno a veces se enoja por cosas que no valen la pena y cuando pasa algo malo, se lamenta, pero ya es muy tarde. Salgan siempre en paz”, finalizó.
Durante la jornada, más de 97 voluntarios brindaron su tiempo y manos para enseñar a las personas cómo colocar y utilizar la prótesis. El circuito contaba, además de un registro, un espacio para la colocación de prótesis, otra donde por medio de un video, los asistentes aprendían a usarla y, finalmente, otra en la cual practicaban movimientos como escribir, barrer o comer. La mayoría terminó su día escribiendo su nombre en una hoja de papel con su nueva prótesis.
Fotos: Elena Gaytán