“Siempre había creído que Guatemala era el país de las oportunidades; lo cierto es que mi caso fue completamente diferente. Mi primer contacto con el arte y la música clásica fue a los 3 años, pues recibía clases de ballet. En el caso del canto, fue todo sin esperarlo, recuerdo que no me gustaba mucho la clase de música, al punto que estaba por perderla. La única alternativa para ganar esa clase era inscribirme en el coro del colegio. Al inicio sentía los días eternos, lo cierto es que bastó ese tiempo para que me diera cuenta que quería ser cantante”. Esta es la historia de Ana Isabel Lazo, una soprano guatemalteca tenaz, auténtica y capaz de cumplir lo que se propone, sin importar los obstáculos en el camino.
“A partir de entonces comencé a buscar dónde podía recibir clases, volverme cada día mejor y sobresalir haciendo lo que más me gustaba y que hacía muy bien. Durante mis primeros pasos como cantante lírica, a mis 14 años, recibí clases con Marina Prado Bolaños, Susi Sello y Bárbara Bickford”. Desde muy pequeña los profesores de Ana Isabel decidieron apostar por su talento, “me decían que tendría una voz sin igual y un registro amplio, lo que me motivaba a seguir adelante y ser cada vez mejor, pues siempre he tenido claro que la técnica y el estudio es lo más complejo en esta carrera”.
En el 2004 fue galardonada con la medalla Dante Alighieri, como Revelación de Bel Canto; y en el 2005 recibe la medalla cultural Vicenta Laparra. Ana Isabel evolucionaba a pasos agigantados, hasta que comenzó a dar importantes conciertos en principales teatros de Antigua Guatemala y el Teatro Nacional en la ciudad. “Pero mientras era elegida como la protagonista de icónicas óperas patrocinadas por empresas y personajes internacionales, me daba cuenta que mi voz daba para más, que debía exigirme a mí misma y seguir creciendo, fue una especie de reto, donde me comprometí a buscar hasta lo más profundo, todos los espectros de mi talento”.
Luego de participar en conciertos y óperas en Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá y México; decidió dar un giro de 360 grados a su vida y comenzar de nuevo en Italia, donde ha residido por más de 6 años. “El continente europeo me abrió las puertas de manera inimaginable, comencé viviendo en Florencia, luego en Milán, un tiempo en Berlín y ahora en Parma”. A pesar de ello, durante todo este tiempo recibió oportunidades que jamás imaginó en esta etapa de su carrera, pudo participar en un reconocido programa I sing Beijing, donde fue protagonista de óperas en mandarín, llevadas a cabo en los mejores teatros de esta ciudad en China. Luego hizo su debut en el Carnegie Hall y el Alice Tully Hall, dos de las salas de conciertos más famosas de Nueva York. Además, ha hecho algunas giras por distintas ciudades italianas.
Actualmente se encuentra en su tercer año de beca por parte del Conservatorio de música Arrigo Boito, una de las instituciones musicales de mayor trascendencia en Italia y Europa. “Nunca sé qué me espera y estoy agradecida por todo lo que venga, no planee nada y sigo sin planear y sin duda estos años han sido una travesía para mí, he podido no solo explotar mi talento sino crecer como ser humano. Han sido etapas de risas, llanto, pero sobre todo, superación personal”.
Durante este mes de agosto, Ana Isabel permanecerá en Guatemala, pues viaja a Guatemala de 1 a 2 veces al año, a compartir su talento e impartir clases para todos aquellos que decidan experimentar el más allá de su voz.
“La ópera me mantiene viva y me hace explorar facetas inimaginables”.