Todo comenzó con el deseo de poder ayudar a niños con algún tipo de discapacidad, de proveer un lugar que fuera accesible, con terapias a un bajo costo. Así, Diana, decidió hacer realidad su sueño: abrir un centro de educación integral.
Su tío, con síndrome de Down, es el referente en quien se remontó todo. La curiosidad que sentía, aunque le dijeran que no se le acercara. “Él no tenía nada malo, ya falleció y tendría como 65 años, pero me di cuenta de que siempre estaba el tabú de la discapacidad”, cuenta.
Luego con el pasar del tiempo visitó e hizo voluntariados en el Hospital Hermano Pedro. Esto la impulsó a estudiar magisterio en el Colegio Montessori. Siempre alentada por su papá Edgar, para abrir un centro educativo propio, la oportunidad llegó cuando se quedó sin trabajo, debido a recortes de personal en la institución donde trabajaba.
Se hace realidad un sueño
Al principio, el miedo a no tener estudiantes era el mayor obstáculo y más de alguna una vez se debatió entre regresar a dar clases o seguir con lo que su corazón anhelaba. Por fin, animada por su esposo Juan Pablo y la siempre presente ayuda de su papá, Learning Spot Guatemala abrió sus puertas en enero del 2015 atendiendo a niños de escasos recursos con algún tipo de discapacidad.
Esteban fue el primer niño a quien fueron sumándose más hasta llegar actualmente a 32 alumnos, cada uno de ellos recibiendo atención y estimulación de acuerdo con sus necesidades personales.
Según el Consejo Nacional para la Atención de las Personas con Discapacidad (CONADI), el 5 por ciento de la niñez guatemalteca entre 2 y 17 años posee alguna discapacidad. “Lamentablemente en Guatemala para los niños de escasos recursos sus oportunidades de educación son limitadas, pero si ese niño tiene discapacidad se reduce aún más y aunque sí existen centro de educación especial, muchos de ellos ya cuentan con un cupo máximo de niños o no tienen el presupuesto y el personal para atenderlos”, comenta Diana.
Aunque cada día desde que emprendió este sueño no ha sido nada fácil, sobre todo porque el mayor reto es el patrocinio para las terapias de cada niño y la recolección de fondos para el centro. Su motor es, sin duda, los avances de sus pequeños alumnos como Nicole, quien padece parálisis cerebral hipotónica, que significa que no tiene tono muscular y ahora puede pararse.
La satisfacción son los logros de los niños. Que tengan un espacio de paz y tranquilidad. “Muchos pasan por situaciones difíciles, pero que al final del día te abracen y estén contentos al igual que sus papás ha valido la pena, porque hemos creado una comunidad y una familia”, dice muy emocionada.
Learning Spot se ha vuelto un refugio para esos niños, que llegan con la ilusión de tener una oportunidad, gracias a su visionaria y el gusto de transformar vidas a través de terapias. El desafío solo empieza.
Fuente: Diana Monzón, Learning Spot Guatemala. info@learningspotguatemala.com