“Tener un novio que toma al menos 4 veces por semana y se droga continuamente, es algo muy difícil. Durante casi 1 año estuve soportando esta situación pensando que estaba enamorada, puros cuentos”. Así comienza el relato de Paola, a quien llamaremos con ese nombre para proteger su identidad.
Ella es una mujer guatemalteca de 22 años que pasó por una infancia difícil, un fuerte divorcio de sus papás y además fue víctima de bullying por gordura durante toda su etapa escolar. Cuando pensó que había encontrado al amor de su vida, se dio una de las mayores sorpresas. “No es fácil digerir que tu novio sea drogadicto. Él comenzó con mariguana, como cualquier otro, pensando que es inofensiva. Luego conoció a unos amigos colombianos y venezolanos que vinieron a Guatemala, ellos traían una nueva droga conocida como tusi o 2CB, la cual tiene un efecto psicodélico y es altamente peligrosa para el corazón. Llegó a inhalar tantas dosis de esa sustancia que incluso le sangraba la nariz. Cuando el tusi no era suficiente, optó por la cocaína y lo peor del caso es que la mezclaba con alcohol”.
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Su relación era cada vez más dañina, al punto en que ella decidía probar estas sustancias, en especial la mariguana y el tusi. “Vamos, por supuesto que entras en una etapa como de curiosidad, en la cual quieres saber qué se está metiendo tu novio al cuerpo, yo comencé a probarlas y debo admitir que el efecto del tusi me agradó. Pero decidí ir más allá y lo cierto es que éramos una pareja completamente enferma, cuando tu pareja debe motivarte a ser la mejor versión de ti mismo, y yo me daba cuenta que en mi caso no era así, era patético”.
Luego de un noviazgo inestable emocionalmente, tuvieron una etapa de “on and off” de aproximadamente 4 meses. “Yo seguía enamorada, él me llamaba o aparecía solo en las madrugadas o fines de semana porque se quería acostar conmigo, me quería usar y se aprovechaba del hecho que yo aún lo quería. Lo más patético de todo esto es que todo terminó cuando me enteré que ya tenía otra chava, que era su novia y que durante todo ese tiempo yo solo había sido la mujer del ratito para él, me sentí realmente estúpida”.
Para Paola fueron varios meses de recuperación, de duelo. Como aseguran los diversos portales de psicología, cuando se pasa por una relación insana, el olvido y perdón hacia la otra persona es mucho más complejo, pues el afectado vive un proceso de descompensación emocional y daño a su autoestima. “Tardé casi 1 año en poder contar mi historia y hasta el momento no he podido abrir mi corazón a nadie por temor a ser dañada otra vez. Lo más triste de todo esto es que no soy la primera mujer que pasa por esto, en Guate existen muchas chavas como yo que sufren, que tienen relaciones que no les hacen bien, que deciden entregar su amor a chavos que solo las usan para el rato, a chavos que no tienen ningún interés más que parrandear, salir con sus amigos y ponerse etílicos o drogarse.
A todas esas mujeres les digo, “ámense, yo las entiendo, porque pasé por esos momentos feos y de decepción, pero sepan que ustedes serán siempre más importantes, que su corazón vale, que tienen dignidad y que en algún lugar en el mundo, habrá alguien que valorará todo su ser y su esencia, pero antes, háganlo ustedes”.