Cinco minutos de descuido bastaron para que Abril fuera atacada y llevada de emergencia al veterinario. La familia se dio cuenta que no era la primera víctima de este “entrenador profesional”.
Abril es una pequeña Shih Tzu de 2 años y 6 meses. Llegó a la vida de Luisa y su esposo justo en su aniversario en el mes de abril y, al poco tiempo, adoptaron a Masha de la misma raza que rápidamente llenó de alegría la vida de la familia.
Educar a Abril les resultó sencillo, mientras que Masha no lograba comprender algunas instrucciones que se le daban. Todo lo que Abril aprendió, Masha no lo entendía por más que se le enseñara.
Al no tener resultados, decidieron buscar un profesional. “Todos con los que nos hemos apoyado, estaban ocupados, así que decidimos buscar referencias en los grupos de animalistas de Guatemala”, dijo Luisa.
Ronald Ayala fue mencionado entre algunas personas, pero la familia quería saber más sobre él. “Comenzamos a ver sus referencias y nos dimos cuenta que tenía muchos clientes contentos con su trabajo, según su página oficial de Facebook. Lo investigamos un poco más a profundidad, vino a mi casa a una entrevista para conocernos”, señaló la joven.
Los esposos le aclararon que el entrenamiento era exclusivamente para Masha, pero él afirmó que Abril debía acompañarla como apoyo para la perrita, como un perro guía. Así fue; la primera semana de abril del presente año, las fue a recoger, dejándoles una instrucción puntual a los dueños: no podían llegar a visitarlas porque retrasaba el entrenamiento.
Luisa no estaba de acuerdo, pero Ronald accedió a enviarle fotos y videos paulatinamente, mientras los esposos debían viajar.
“Conforme me llegaban las fotos, me di cuenta que se miraban más sucias, pero él me dijo que ese olor que ahora emitían, la manada lo reconocía evitando conflictos”, manifestó Luisa.
Llegó la hora en que pudieron verlas cuando regresaron de viaje. De una distancia larga, Luisa podía ver el lugar en donde estaban y logró visualizar que había más perros de diferentes razas y tamaños conviviendo juntos. El entrenador les explicó que se encontraban con perros grandes, puesto que ellos le ayudaban a educar a los más pequeños; eran los ayudantes de Ronald.
Llamada de emergencia
El domingo 22 de abril, un día anterior al aniversario de su casamiento, Luisa recibe una llamada. No de Ronald, sino de su novia.
“Le saludo de parte de Ronald Ayala, trajimos a Abril de emergencia al veterinario porque fue atacada por uno de los perros durante el entrenamiento y del ataque parece que quedó muy mal”.
No le dieron más información y Luisa estaba completamente destrozada. Sin duda, algo no estaba bien por lo que comenzaron a llamar a sus amigos abogados para saber de qué forma poder actuar ante esta situación. Ellos les recomendaron que no cruzara palabras con él en lo más mínimo y así fue; no le dirigieron la palabra.
El veterinario los estaba esperando, mientras que Ronald se excusó diciendo que no había sido su culpa. Los dejó solos cinco minutos, mientras se bañaba cuando escuchó ladridos y llantos: Abril había sido atacada por su perra Maya, “una perrita tipo Husky”.
La operaron de emergencia. Abril perdió su ojo derecho.
Los primeros días luego de la operación fueron los más duros. Ella no hacía sus necesidades, no se movía, no había un estímulo de lo más mínimo. “El veterinario nos dijo que deberíamos comenzar a pensar si había que dormirla y eso me puso peor”, comentó la dueña.
“Comenzamos a contarle a algunas personas y los casos similares a abril con el mismo entrenador, empezaron a surgir”.
Los esposos actuaron haciendo la denuncia por medio de redes sociales, con el fin que la gente se enterara del caso y previniera cualquier inconveniente directamente con Ronald. “Teníamos tres horas de haberlo hecho público y muchísimas personas comenzaron a seguir el caso y a darnos apoyo”, comentó Luisa.
Se abrió el grupo Abril y el ESTAFADOR de perros chapín con el fin de seguir en la denuncia de este caso y evitar que esto suceda con otro peludito. Fueron tema de universidades, groomistas y veterinarias para prevenir el maltrato hacia ellos. Con base al buen recibimiento de la denuncia en redes sociales, los dueños decidieron que esto no era suficiente y procedieron a poner una denuncia oficial al Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA).
Según la Ley de Protección y Bienestar Animal, el artículo 32 indica que todo adiestrador deberá de regirse por esta ley teniendo como base las cinco libertades de bienestar animal; sobre todo, respetando el no uso de métodos que genere maltrato animal.
“La denuncia la realizamos con el fin de que nadie tenga que pasar por algo similar. Aunque es un ejemplo de un caso negativo, las personas pueden conocerlo y saber que esta persona es un estafador”, señaló la propietaria.
La denuncia fue impuesta, el miércoles 2 de mayo, por lo que aún sigue en proceso. Luego de saber el caso, varias instituciones dedicadas a los animales brindaron sus servicios hacia Abril de manera gratuita con el fin que ella se sintiera consentida y querida por las personas.
Cada vez se incrementan más los animalistas. Por el caso de Abril se generó un Hashtag #Ni1PeludoMas y #MaltratoAnimal para poder difundirlo y crear conciencia en las personas.