Mi Navidad de luto imagen

Perdieron a lo más preciado en vísperas de Navidad, por un accidente

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Él ya no está y no volverá. El apuro de llegar pronto a casa en Nochebuena hizo que la Navidad no fuera la misma nunca más para su familia.



Fotografía: Xavi Haeussler

La mañana del 24 siempre ha sido un día ocupado para la mayoría de familias; preparado la cena, el ponche, limpiando la casa y ordenándola para las visitas.

Julio decidió salir a eso de las 9 de la mañana para realizar algunas compras navideñas que quedaron pendientes.  Besó a su esposa, abrazó a sus hijos y se marchó en la moto, iba solo puesto que no quiso que nadie lo acompañara. “Me dijo que se iba a ir solo y que los nenes se quedaran ayudándome en la casa” indicó Celeste, su esposa.

Sus dos hijos, uno de 10 y otro de 15 se quedaron molestos porque su padre se iba sin ellos.

La pequeña familia siguió trabajando y preparando los tamales. Celeste estaba demasiado ocupada por lo que su madre llegó para ayudarla. “¿Dónde está Julito, mija? Entré a la casa y no lo vi por ningún lado” Celeste estaba tan ocupada que no recordaba que él había salido hacía ya bastante tiempo a terminar de hacer las últimas compras. “Se fue a comprar lo que faltaba, el pan aquel que nos gusta y un montón de cosas” le dijo Celeste.

Se hizo tarde, la noche y el frío de diciembre comenzaban a aparecer lentamente, Julio aún no llegaba a casa. Celeste marcaba una y otra vez a su celular, pero él no respondía.

A la llamada número 22, respondió: “Julio, ¿dónde estás?, apurate que los patojos ya andan preguntando por vos”




Una voz quebrada y un poco silenciosa habló…

“Me recuerdo que las únicas palabras que distinguí fueron: Accidente, Ministerio Público, muerte y lo siento” comentó la esposa.

Rápidamente le pidió a un vecino si podía llevarla al lugar. Sus hijos se quedaron con una vecina y ella se dirigió junto a su madre a la escena del accidente.

Llegaron. Grandes cantidades de sangre se encontraban por casi toda la calle pero la esposa no lograba entender aún qué pasaba. Un bombero se le acercó y lo que ella más temía se hizo realidad: Julio no tenía signos vitales.

El padre de familia se encontraba sobre la calle principal, un camión pequeño no vio el alto y pasó de largo arrollando la pequeña moto de la cual Julio, no salió vivo. El camión lo arrastró varios metros y dejó rastros de su muerte por toda la calle.

“Ya no es lo mismo sin él. Estas fechas son muy tristes para nosotros y mis hijos siempre lloran en Nochebuena.”

Su familia va visitarlo frecuentemente al cementerio pero aseguran, la Navidad jamás volverá a ser la misma.



Fotografía: Xavi Haeussler

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