Samuel Paredes supo a qué quería dedicar el resto de su vida desde que cumplió 15 años. Comenzó con las chamuscas en un ingenio y hoy su particular forma de arbitrar lo llevó a todo el país e incluso Estados Unidos por medio de un video en redes sociales.
Tiene 54 años y vive junto a su madre y uno de sus seis hermanos en la Carretera a Cerro Colorado, Ruta La Unión de Santa Lucía Cotzumalguapa. Cursó en la escuela hasta sexto primaria y luego comenzó a trabajar. Su familia nunca gozó de lujos, pero tampoco les faltó comida en la mesa.
Su padre fue empleado del Ingenio La Unión por casi cuatro décadas. En ese tiempo, Samuel recibía invitaciones para pitar en los partidos amistosos. Poco a poco se fue ganando la confianza de los trabajadores, aficionados e incluso otras empresas que comenzaron a pagarle por su labor.
Con el paso de los años reafirmó su pasión por el deporte, especialmente en la función de los árbitros. Se fueron creando campeonatos y Samuel siempre recibía su llamado. Lo comenzaron a recomendar con mayor frecuencia y se dio a conocer por todo Escuintla.
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Paredes tenía un par de años desempeñándose como réferi cuando conoció a Rolando Rodríguez Mayorga y a Venancio Hernández, dos referentes del arbitraje en el área y ambos le dieron su apoyo para continuar en la carrera. Les hicieron algunas observaciones para mejorar, sin imaginar que dirigirían su destino.
Desde que inició su ciclo en el arbitraje, Samuel marcó la diferencia. En su participación durante los compromisos deportivos hace malabares con el balón para entretener a la afición y añadir sabor al espectáculo. Por ello, lo conocen como Malabares
Nunca se casó ni tuvo hijos, pero espera que su ejemplo deje un legado positivo en los jóvenes de su comunidad para que cumplan sus sueños, mientras se alejan de las drogas o las malas juntas.
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Con sello personal reconocido, intentó acercarse a la Federación Nacional de Fútbol en Guatemala (FEDEFUT) para recibir los cursos que lo avalarían, sin embargo su edad ya no le permitió ser “óptimo” para inscribirse.
Su estilo divertido y firme le ha traído buenos resultados con los jugadores, que no le reclaman como a otros jueces. Recuerda con especial cariño que en los años ochenta impartió justicia en juegos de F.C. Azucareros Cotzumalguapa, particularmente con la categoría especial y que estos le abrieron muchas puertas para crecer profesionalmente.
Samuel no es aficionado a ningún equipo de las distintas ligas del balompié nacional. Cuando ve un juego se dedica a analizar el esfuerzo de los árbitros y siempre admiró mucho a Carlos Batres y Hugo Castillo, porque eran serenos. Además, sigue a un par de colegiados italianos.
Uno de sus sueños en el ámbito deportivo es convivir con Walter y Bryan López, dos de los referentes del arbitraje guatemalteco en la actualidad. En su vida privada desearía viajar a Estados Unidos para compartir con otro de sus hermanos, a quien tiene décadas de no abrazar.
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Malabares es un hombre dedicado, lleno de ilusiones que anhela seguir disfrutando su trabajo como hasta ahora mientras niños, jóvenes y adultos simpatizan con sus ocurrencias.
Fotografía de portada tomada de iStock.