Uno de los problemas más graves que tenemos como sociedad es la violencia, que no es fácil erradicarla. Y aunque conozcamos esto, tal vez no nos enfrentamos directamente con ella como otras personas.
Quiero contarte de un programa que trabaja la no violencia y el empoderamiento de uno mismo, mediante el entrenamiento de caballos.
La organización se llama Join-Up International y fue fundada por Monty Roberts en 1997. El método de él es usar el lenguaje propio del caballo para lograr resultados innovadores, pero no es mágico.
El programa se basa en el principio de saber que la violencia nunca es la respuesta y que “nadie tiene derecho a decir ‘haz lo que te digo o te haré daño'”. – Monty Roberts
Siguiendo este modelo, en Guatemala es Katie Cunningham, fundadora de Leap-Up, con sede en Antigua Guatemala.
“Muchos organizaciones tenemos las alianzas para crear algo y progresar, pero pocos se enfocan en atender las emociones. Y los chicos y chicas con quienes trabajamos tienen un increíble nivel de agresividad en sus vidas”.
Katie atiende a las emociones, estima y valor propio de los jóvenes que lo necesitan, tratando de reducir la violencia al crear un ambiente pacífico.
¿Los caballos y la violencia?
Puede ser un concepto complicado de comprender, pero Katie explica que con los caballos los jóvenes aprenden de liderazgo sin agresividad, elevan su autoestima al sacar a relucir esa energía de forma más confiada. Y si son agresivos, se busca bajar esos niveles en una forma más calmada. De manera que se apropien de esa calma y canalicen su energía hacia los caballos, además disfruten estar con ellos.
Han recibido grupos de StarFish de Jocotenango, de Los Patojos y Educando a los niños. Además, grupos de San Cristóbal, Milpas Altas y la ciudad.
También trabajan con antropólogos que hacen documentación. Los estudios puedes encontrarlos en Now, he will be the leader of the house’: An equine intervention with at-risk Guatemalan youth. Y Reducing Violence in a Guatemalan Community through a Horse-Handling Program
“Está probado que al mejorar el valor propio se reduce la violencia en la comunidad”. Katie
Ellos aprenden a conocerse a ellos mismos, autocontrol y tener compostura al tomar decisiones y actuar de forma razonable, no impulsivamente.
“Estamos enseñándole a jóvenes a tener acceso a su fuerza y paz interna aprendiendo que la paz es poder”, relata Katie
“Trabajamos con jóvenes que sufren violencia y abuso para que se sientan empoderadas y valiosas”. Katie
Una vez al mes se reciben grupos de 8 jóvenes. Parece poco, pero Lead-Up no busca expandirse en cantidad sino en calidad del crecimiento personal que los chicos y chicas puedan tener.
Programas de Lead-Up
Campeones: para quienes ya recibieron los talleres y aplican el liderazgo y no violencia para fortalecer los mensajes. Estas son charlas cortas.
Embajadores: para los campeones que representan el programa, van a entrevistas, hablan en público y son contacto con la comunidad. Además hacen actividades para promover el programa.
También dan talleres de respiración cada mes abierto a los campeones.
Cada vez más jóvenes se abren puertas a mejores oportunidades al reducir su agresividad.
“Todos los participantes llegan tímidos, no convencidos y algunos hasta con miedo a los caballos”, expresa Katie
Trabajan para que se sientan cómodos y les enseñan cómo piensan los caballos, pues no es animal depredador.
Inician cepillando a los caballos para entrar en confianza y luego hacen ejercicios de respiración y autoobservación.
El primer paso para autocontrol y autoconocimiento es la respiración. Para que el cuerpo y la mente estén quietos y entran en paz y fuerza interna.
“Al estar con el caballo, él busca su líder, pero debes ganarte la confianza”, explica Katie, pues por ser animal de presa no está programado para confiar.
Esto se logra con la comunicación no verbal, trabajando actitudes y emociones. Los jóvenes desarrollan la compostura ante la adversidad y aunque no inician confiados, el caballo lo nota y cuando el animal les da la confianza ellos se apropian de él. El objetivo es formar a un líder pacífico, poderoso, pero humilde, compasivo y transparente.
Después caminan con los caballos con asertividad, sin dudar de ellos mismos.
En el segundo taller aprenden a comunicarse con el caballo usando el lenguaje corporal del animal. La yegua alfa controla los pies del caballo y este responde con actitud de respeto y atención para que escoja estar con la alfa.
“Los jóvenes miran el resultado de sus movimientos y la retroalimentación que da el caballo en el momento. Cuando ellos muestran estas actitudes, el animal escoge estar con ellos y es una experiencia transformadora”, indica Katie.
Lenguaje no verbal del caballo
Lamea y mastica mostrando atención y confianza.
Baja la cabeza mostrando respeto y pide regresar con la yegua alfa o en este caso nosotros.
El tercer día se explica cómo llevar a su vida cotidiana lo que aprendieron anteriormente. Se les da un diploma y ellos marcan el compromiso para su día a día para aplicar la no violencia.
Al final, se trata de la meditación para alcanzar paz interior y que puedan resolver sin violencia las situaciones cotidianas a las que se enfrentan los jóvenes en su comunidad.