Un grupo de estudiantes de secundaria en Filipinas ha encontrado una manera de convertir las heces de perros callejeros en una mezcla para ladrillos.
¿Has imaginado alguna vez que los excrementos de los canes podrían servir? Los estudiantes de octavo grado, en el distrito de Payatas, al norte de la capital, Manila, los recolectan de las calles con el objetivo de eliminarlos de la ciudad.
Con ello, también quieren reducir los costos de construcción.
Emprendimiento
Los estudiantes explicaron que sus bioladrillos son ideales para pavimentos de aceras o estructuras pequeñas como las paredes de un patio trasero.
Además, esperan que el gobierno local o las empresas patrocinen las investigaciones para ayudar a mejorar la producción.
Primero se secan las heces de perro, luego se mezclan con polvo de cemento y por último se moldean los bioladrillos en forma rectangular.
Cada ladrillo contiene 10 gramos de excremento de perro y 10 gramos de polvo de cemento, y tiene un ligero olor que según el grupo se desvanecerá con el tiempo.
Calles limpias
Otro de los objetivos para los estudiantes es tener su ciudad limpia. “Se limpiarán nuestras calles”, dijo Mark Acebuche, asesor de la clase de ciencias de los estudiantes.
En Filipinas, la posesión de perros no está regulada y las normas sobre el cuidado de las mascotas se implementan de manera flexible.
Esto genera que una gran cantidad de animales terminen en las calles de la ciudad.
¿Consideras que en Guatemala debería de aplicarse este invento?