La identidad del primogénito abandonado por el pastor Jorge H. López, líder de Fraternidad Cristiana.
Se llama Fernando y creció en el callejón Ponciano, zona 8, justo a la par de la casa donde vivió su infancia y adolescencia el pastor fundador de la iglesia Fraternidad Cristiana de Guatemala, Jorge H. López.
Lejos estaba Fernando de saber que aquel señor, a quien veía pasar cuando jugaba en la calle, era su papá biológico. Su madre quedó embarazada de Jorge H. López, a los 20 años de edad.
Era una mujer humilde y tímida, a quien la madre del líder de la Fráter le pidió que guardara silencio porque Jorge estaba a punto de casarse con la ahora pastora asociada, Elsy de López, y esa noticia podía ocasionar el rompimiento del noviazgo.
Ella calló y el silencio reinó por muchos años en la familia Morales.
Con el tiempo, ella conoció al hombre con quien pasaría el resto de su vida. Su nueva pareja asumió el lugar de papá que Jorge H. López no ocupó, de ahí que Fernando tenga el apellido Jiménez.
“Penurias, hubo; tristezas, también”, cuenta el ahora hombre de 48 años, quien se dedica a trabajar en una maquila como jefe de personal.
“Salía de mi casa, como muchos niños pobres aún lo hacen en este país, sin un pan en el estómago. Casi siempre ansiaba que mis compañeros me compartieran aunque fuera un pedazo de su refacción”, indica.
Incluso, recuerda que a sus zapatos les metía pedazos de cartón porque le daba vergüenza pedirle a su papá de crianza, ya que él no era su verdadero progenitor.
Con ojos llorosos, Fernando recuerda que su madre tenía partidas las manos y padecía fuertes dolores de espalda, de tanto lavar y planchar ropa ajena.
Cuando comenzó a trabajar como bachiller y perito industrial en electrónica y microprocesadores, su ilusión era recibir su primer salario para pagarle a alguien que ayudara a su mamá.
La mente de Fernando regresa al instante cuando su tío materno le cuenta quién era su verdadero padre. Entonces, desde ese momento, empieza a verlo a escondidas en la televisión para no incomodar a su papá de crianza.
“Para mí, Jorge H. López era como mi súper héroe; el que iba a aparecer cada vez que había problemas en casa y que llegaría a salvarlo”.
Pero no, nunca llegó. Fue hasta que Fernando, ya con 19 años de edad, lo buscó en la Fraternidad Cristiana. “Ese día lo vi por primera vez en persona y le dije que era mi papá. Lo único que hizo fue darme un abrazo y me indicó que ya tenía a alguien más por quién orar y se despidió”, cuenta.
De ese día hasta 2017 pasaron 26 años para volverse a ver. Sin embargo, la cálida bienvenida que Fernando esperaba, nunca llegó. Contrario a eso, la Fraternidad Cristiana emitió un comunicado donde acusaban a Fernando de extorsionar al pastor de la Iglesia, al hacerse pasar por su hijo y tratar de conseguir con ello una suma de dinero.
“Cuando lo vi, yo le dije que no me interesaba su dinero. Que lo que quería era que reconociera ante todos que yo era su hijo, el primogénito. Incluso, le sugerí que nos hiciéramos una prueba de ADN en el juzgado, por si tenía alguna duda”, explica Fernando.
Al final se practicaron el análisis en un laboratorio de prestigio y el resultado fue lo que todos esperaban: Jorge H. López era su padre biológico.
La Fráter emitió un segundo comunicado, el cual no fue del dominio público, donde admitían que el pastor Jorge H. López tenía otro hijo y donde se comprometía a entablar una relación con él. De ese 2017 a febrero de 2019, solo se han visto tres veces.
Fernando suele mandarle mensajes por WhatsApp, pero Jorge H. López es muy parco y frío con él. “Pensé que le iba a interesar verme más seguido, saber de mí. Incluso le conté toda mi vida, desde niño, cuando nos sentamos a platicar”, señala.
La frialdad de Jorge H. López, sin embargo, se le atribuye a su familia, la cual, comentan personas allegadas a ella, le ha puesto reparos si inicia una relación con su hijo.
Para Fernando, aún de adulto, la vida no ha sido fácil. Ha pasado parte de su tiempo trabajando en varias maquilas. “Lugares donde recibo amenazas de muerte por parte de empleados que algunas veces han sido despedidos. Donde las vacaciones, permisos e incluso enfermarse está prohibido”, asegura.
Fernando afirma que ha tenido que aguantarse ante esta situación, pues por su edad ya nadie lo contrata y además está mal de salud.
Fue diagnosticado con arterioesclerosis, una deformación de las arterias. No ha ido a ningún médico porque el trabajo de la maquila lo absorbe.
“Ahí se entra a las 7 de la mañana y se sale, a veces, a las 11 de la noche”, manifiesta.
Fernando tiene ahora una familia, integrada por su esposa y dos hijos, por quienes aún tiene que trabajar para asumir los gastos.
Por su mente pasó que su famoso padre lo ayudaría, aunque sea a conseguirle un trabajo en donde estuviera mejor. Lamentablemente, ese apoyo nunca llegó.
En el futuro, quién sabe si el pastor Jorge H. López, líder de la Fráter, reconocerá que tiene una cuenta pendiente que pagar a quien, desde que vio la luz en el mundo, lo necesitó: su primogénito.
Nota: se realizó una llamada a la oficina del pastor Jorge H. López para conocer su versión, pero no devolvieron la llamada como indicaron que lo harían.
Fotos: redes sociales