Esta es la historia de Óscar García, de 31 años, recién casado, quien desde hace 18 meses fue diagnosticado con esclerosis múltiple.
Fue un viernes de Semana Santa, cuando redactaba un acta notarial, comenzó a perder la visibilidad de su ojo derecho. No le prestó mucha atención, pues creyó que era pasajero. Su esposa pensó que era una infección y por las fechas se quedaron en casa, esperando que pasara la dolencia. Sin embargo, el lunes, Óscar no mejoraba y el contacto con la luz directa le provocaba más molestias, por lo que visitó al oftalmólogo.
En la consulta, se enteró que el problema se debía a una neuritis óptica, no sabía cuál era el origen, tampoco imaginaba lo que pasaría.
Al tercer día de estar internado, uno de los doctores le dijo que el fallo en su visión era un brote de la esclerosis múltiple (EM). La enfermedad afecta el cerebro y la médula espinal. La mielina, la sustancia que recubre las fibras nerviosas, resulta dañada y se interrumpe la habilidad de los nervios para conducir órdenes al cerebro.
“Todo fue muy rápido”. “Yo fui al médico por el problema con mi ojo y salí sin saber qué pasaría con mi vida y matrimonio después”.
Óscar habló con su esposa Karen y le dijo: “Yo no voy a criticar si te vas, tú puedes continuar tu vida”. Ella le respondió con amor incondicional, ya que decidió continuar y ofrecerle su apoyo. A partir de ese momento, el cariño, las porras y la presencia de amigos, familiares y de su cónyuge fueron los más importantes.
¿Y ahora? ¿Cómo continúo con mi vida?
“Yo le dije a mi esposa, que aunque el doctor me advirtió sobre el posible escenario final, no me daría por vencido sin haber luchado antes. Traté de asimilar lo que sucedió y busqué información en Facebook y no encontré nada, supuse que es debido al número reducido de casos en Guatemala. Seguí investigando y encontré a La Asociación Guatemalteca de Esclerosis Múltiple (ASOGEM)”, comenta Óscar.
Asistieron a ASOGEM, sin imaginar que allí conocerían a personas inspiradoras, que se encontraban en fases más avanzadas de la enfermedad, muchos de ellos víctimas de un diagnóstico tardío. En Guatemala, hace tan solo unos años, esta enfermedad era desconocida y muchos pacientes perdieron la movilidad de alguna extremidad, su vista o incluso la vida, sin saber la razón.
Todas estas emociones, las canalizó en un objetivo, desafiar a la enfermedad. Optó por correr. El proceso fue paso a paso, al inicio salía de su casa por la mañana y caminaba un kilómetro, en ocasiones regresaba desanimado, porque sentía que no iba a lograrlo, pero jamás se rindió.
Cada día se exigía un poco más, en ocasiones su esposa salía con él. De pronto, se dio cuenta que corría más que ella, luego la superó en distancias también. Con los resultados en positivo y tan solo 4 meses después de enterarse de la existencia de la EM en su vida, se animó a competir en la 21K capitalina, que se llevó a cabo el 27 de agosto del 2017.
Para este día especial, familiares y amigos diseñaron una playera que portara el lema Rendirse no es una opción, que ellos mismos han adaptado como suyo en esta lucha. El ímpetu y el anhelo de superación que todo el círculo social cercano había desarrollado, los motivó a la creación del grupo Los Trascendentes, que identifica a las personas que trascienden en la vida de un paciente con EM. La lucha no es únicamente de uno, sino también involucra a quienes le rodean.
Óscar asegura que todo el proceso de tratamiento es un enigma, la recuperación es incierta, porque los síntomas son tan “comunes”, que es difícil identificar cuáles son los de la enfermedad. Menciona que en esta lucha tiene la ventaja del acceso al medicamento, ya que el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) le provee las dosificaciones semanales para estabilizar las defensas. Asegura que si no contara con este beneficio, la situación se le complicaría.
Un médico le advirtió que tras un año, estaría en una silla de ruedas. Hoy de pie, al lado de su esposa, es una muestra fiel de perseverancia y lucha. Ellos aseguran que es Dios quien ha actuado a través de su gracia, porque las bendiciones no han parado de llegar. Óscar insta a quienes se encuentren en una situación similar a no tirar la toalla, pues se puede seguir amando y sonriendo con EM.
Por ahora, el reto a futuro es completar el triatlón conocido como IronMan, que consiste en una serie de carreras, en donde los participantes deben cubrir tres distancias en natación, ciclismo y una carrera a pie. La meta es difícil y más para un paciente de EM; sin embargo, como dicen los trascendentes ¡rendirse no es una opción!