Carmen Vargas es una mujer a quien le encanta disfrutar con su familia, por lo que se organizan por lo menos dos veces al año para viajar y pasar un buen momento. Su objetivo es conocer lugares diferentes cada vez que se pueda y este viaje no sería la excepción.
Su próximo destino en conocer fueron las playas de Monterrico. Vargas empezó a buscar casas en alquiler en internet, donde toda su familia pudiera estar cómodamente. En total, incluidos sus hijos, sobrinos, hermanos y padres, eran 16 personas.
Por la cantidad de familiares que iban, querían ahorrar algo de dinero y por ello decidió buscar viviendas que ofrecieran la mayoría de comodidades.
En redes sociales le empezaron a salir publicaciones de casas económicas, pero no tenían estufa o refrigeradora; y las que le gustaban, el precio aproximado era de Q5,000. No podían pagar esa cantidad.
Finalmente lograron encontrar una que estaba en Q1,500, y hasta con aire acondicionado. De inmediato, Vargas la apartó para que no se las quitaran antes de la fecha requerida.
A las pocas semanas se fueron con su familia. Salieron desde el sábado, muy temprano, para regresar el domingo, después del atardecer.
Al llegar, lo primero que notaron es que las fotos que habían visto en redes sociales no eran nada parecidas a lo requerido, pues estaba muy descuidada, como si no le hubieran dado mantenimiento durante mucho tiempo.
Ante esta situación, Vargas y su familia empezaron a limpiar la casa. La barrieron, trapearon y sacudieron para sentirse cómodos; asimismo, asearon los baños y quitaron la suciedad que estaba cerca de la piscina.
Luego de la ardua tarea de limpieza decidieron bajar la comida para colocarla en la cocina, pero algo le llamó la atención: en el suelo había excremento de rata. Vargas se imaginó que era antiguo y como no le habían dado mantenimiento al lugar, pensó que era normal.
Colocaron cada una de las cosas en su sitio. Los huevos los dejaron afuera del cartón, la leche la guardaron en la refrigeradora y las carnes las metieron en el congelador.
Los niños estaban emocionados de estar en la piscina, por lo que Vargas decidió ir con ellos a pasar un momento agradable. Repentinamente se escuchó un ruido extraño en la cocina, por lo que decidió ir a ver qué pasaba: se encontró con una rata que estaba rasguñando una de las bolsas con comida, la cual aún no había abierto, pero sí estaba cerca de lograrlo.
Vargas se asustó tanto que decidió levantar las bolsas y colocarlas dentro de la refrigeradora, pero el calvario apenas empezaba. Al momento de empezar a preparar el almuerzo, se dio cuenta de que no era un solo roedor, sino varios. Las ratas se empezaron a meter en la cocina y acercarse a la estufa, lo cual la alarmó.
Cuando empecé a sacar las salchichas, porque íbamos a hacer hot dogs, las ratas empezaron a salir. Sentí que se me iban a tirar porque aunque las espantara para ver si se movían, no se iban. Yo ya estaba muy asustada, pero no le dije nada a mi familia para que ellos no tuvieran miedo”. Carmen Vargas
Ella continuó como que si nada pasara, pero en la noche, cuando llegó la hora de dormir, se escuchaban ruidos nuevamente. Le pidió a su esposo que la acompañara y al encender las luces, las ratas andaban por toda la cocina. La comida estaba guardada en trastos, por lo cual los roedores no podían tocarla, pero eso le quitó la paz.
Amaneció el domingo y ya estaba comprobado que el lugar estaba infestado de ratas. Vargas decidió cocinar rápido y guardar todo en los carros, para evitar contaminaciones. Si necesitaban algo, mejor iban y lo sacaban.
Al regresar a casa, le escribió a la propietaria del lugar para decirle lo que les había pasado, pero ella únicamente les dijo que por eso la casa estaba barata.
Fernanda Mencos, licenciada en hotelería, asegura que antes se deben analizar las posibilidades de alquilar una casa: ver en qué estado se encuentra, qué complementos tiene y, principalmente, la limpieza. Las personas no se deben dejar engañar por lo que ven en internet.