Ericka Yuliza Pérez Tigüilá ha luchado por sus sueños, ha demostrado que se puede aprender, salir adelante y vivir de la profesión que se ama.
El abuelo de Ericka fue quien abrió el camino para este oficio, ya que le cortaba el cabello a los militares. Así es como Marcos, el padre de la joven, heredó el talento para la barbería, quien inició con una tijera, un banquito y las ganas de superarse. Después, le enseñó a su hija cómo utilizar los utensilios para realizar bien los recortes, también a su hijo mayor, quien a su vez instruyó a sus hermanos menores. Con los años, esta profesión se convertiría en el sustento de la familia.
Marcos murió en 2012.
Luego, de la muerte de Marcos, el hermano mayor de Ericka le enseñó las últimas técnicas para recortes de cabello. Asimismo, él velaría porque sus hermanos aprendieran un oficio que les permitiera desempeñarse en la vida
“Vengo de una familia luchadora. Los momentos difíciles nos motivaron a seguir trabajando. Pasamos crisis económicas, que a veces no teníamos para comer, entonces todo surgió de la misma necesidad”. Ericka Pérez, barbera.
Esa misma carencia se convirtió en su pasión para seguir adelante, afirma la barbera, quien desde hace dos años ha cortado el cabello.
“Mi hermano Marcos me motivó para que estudiara barbería. Aprendí en el Intecap”. Ericka Pérez, barbera.
Pérez fue víctima de discriminación, porque debido a su vestimenta maya, a muchas personas no les gustaba que les cortara el cabello. No se dio por vencida y con el tiempo demostró su talento.
Ericka desea poner en alto el nombre de la barbería, que las personas se sientan cómodas con una profesional como ella. Y prueba de ello fue que ganó el segundo lugar en la Competencia Nacional de Barberos, en la cual concursaron pocas mujeres quienes demostraron sus habilidades.
“Las metas que tengo son grandes”, finaliza Ericka Pérez, barbera.