Hoy, observar a alguien fumar es algo “normal”. Las personas no se escandalizan como antes, ahora los jóvenes andan con más “libertad”.
Según un estudio realizado en el 2013, por la Universidad de Purdue en Estados Unidos, menciona que existe más probabilidad de que un niño fume en su etapa de adolescencia, si los padres son fumadores.
Como padres, ellos siempre nos dirán “no lo hagas, te va a matar”, “el cigarro es una maldición”, “tú tienes que tener fuerza de voluntad”. Algunos hijos obedecen, mientras otros quieren imitar y probar.
“Toda la vida he visto a mi papá fumar, siempre que estoy con él y enciende un cigarro, me dice que espera con todo su corazón que nunca lo haga. Pero dejémonos de cuentos, la curiosidad mató al gato y esta vez, la curiosa fui yo”, comparte Susan, de 18 años.
Los llamados “fumadores pasivos”, son todas aquellos que no fuman, pero están expuestos al humo del tabaco. Los científicos lo llaman “el humo de tercera mano” y han realizado estudios demostrando que inhalar el humo del cigarro a pesar de que no fumes, puede traerte problemas respiratorios en el futuro.
Puede ser que yo no entienda a las personas que fuman porque no lo he hecho en mi vida, pero sí les quiero contar que tengo a alguien en casa que cada día lucha por dejarlo. En mi caso, mi mamá fuma, la he visto desde muy pequeña hacerlo y a pesar que ha sido así, no les miento que en su oportunidad lo quería probar. Hoy, puedo decirles que no fumo y tampoco me llama la atención hacerlo.
El cigarro no solo es dañino para la salud, también dañan las relaciones amorosas. Según una encuesta de Understanding extreme smoking behaviours, una de cada cuatro personas fumadoras, reconoce haber roto un vínculo sentimental por no querer abandonar esta práctica.
El fumar nos crea cierta dependencia al cigarro, a pesar que creamos que dejarlo es “imposible” o pongamos las excusas que nuestros padres también lo hacen, estamos equivocados. Si queremos cambiar el hábito solo se necesita tener DECISIÓN PROPIA.
Por eso te comparto 10 pasos que pueden ayudarte a dejar el cigarro:
- Fijar una fecha para dejar de fumar: la decisión es propia, si te decides ponle fecha a tu meta y hazlo.
- Cambia tu rutina: esto te ayudará a enfocarte en otras actividades y tratar de mantener la mente ocupada para olvidarte un poco del cigarro.
- No busques excusas: si lo quieres dejar simplemente hazlo, no tienes que decirte “mañana” será, porque ese día nunca va a llegar si sigues de esa forma.
- Abstenerte a no fumar: por más tentador que sea no caigas en probar solo “uno” para calmar la sensación. Sé fuerte y verás los resultados.
- Mente positiva: busca apoyo con tus seres queridos y aliéntate a ti mismo que lo puedes lograr.
- Mantente activo: una actividad física te ayudará a reducir el estrés por dejar de fumar y también te servirá para estar en forma.
- Toma mucha agua: en ese periodo de abstinencia y mientras tu cuerpo se acostumbra tienes que hidratar tu cuerpo y el alcohol no cuenta como “líquido”.
- Controla tus alimentos: no comiences a comer comida chatarra por calmar tu ansiedad, que las frutas y verduras se vuelvan tus aliados.
- Piensa cada día: no te angusties que no lograrás llegar a tu meta. Mientras más lo piensas no sentirás que pasarán los días, recuerda que cada uno tiene su afán.
- Busca ayuda profesional: en ocasiones, caemos en el error de no querer ayuda, pero puedes apoyarte en profesionales o instituciones que te apoyen a vencer la ansiedad por el tabaco.
Fuentes: