Un accidente unió dos culturas: francesa y guatemalteca. Ambas vieron nacer la obra literaria más leída y traducida en el mundo.
Antoine Saint-Exupéry nació en 1900, en Lyon, Francia.
En febrero de 1938, el escritor y piloto francés Antoine Saint-Exupéry, después de sufrir un accidente aéreo en el Aeropuerto Internacional La Aurora, fue trasladado al Hospital San Juan de Dios y Militar. Durante su rehabilitación estuvo viviendo unos meses en Antigua Guatemala.
La belleza de la ciudad de las rosas lo inspiró para escribir su obra literaria más importante. Es así como el mundo, en 1941, conoce por primera vez “El Principito”.
Paisajes y naturaleza son una clara inspiración para que el piloto francés le dé vida a uno de los personajes más queridos del mundo.
“El Principito”, en kaqchikel
La alianza francesa, Instituto Francés de América Central, Colegio Francés Julio Verne, y Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos iniciaron el proyecto de traducir la obra literaria del francés al kaqchikel.
La Fundación Antoine Saint-Exupéry pour la jeunesse y Fundación Jean-Marc Probs pour le Petit Prince son parte de la producción”.
Esto fue posible con la ayuda de la Comunidad Académica de las Lenguas Mayas, Comunidad Lingüística Kaqchikel, Fundación Paiz y Universidad Rafael Landívar.
“Hemos tenido el proyecto de lanzar la traducción de ‘El principito’, hace un año, cuando encontramos una antigua traducción. Pero su difusión era bastante limitada, con 300 ejemplares. Por eso hemos decidido darle más visibilidad y accesibilidad para los niños de las áreas kaqchikeles del país”, Jean-François Charpentier, embajador de Francia en Guatemala.
Una traducción que quiere llegar a cada rincón del país. “Vamos a distribuir 3,000 mil ejemplares, de forma gratuita, en escuelas y centros de educación, donde los niños tienen como lengua materna el kaqchikel”, comenta el embajador de Francia en Guatemala.
Ri Ch’uti’ ajpop
Ri Ch’uti’ ajpop (“El Principito”) será utilizado para actividades pedagógicas. “Para nosotros, ‘El Principito’ es una de las obras más leídas y traducidas en el mundo; cuenta con más de 230 traducciones, pero más allá tiene un vínculo muy importante entre nuestros países”, añade el funcionario.
Los niños se merecen tener “El Principito” en su idioma materno.
El 17 por ciento de la población guatemalteca habla el idioma kaqchikel. “Nuestro objetivo es promover el idioma como patrimonio inmaterial y fomentar el conocimiento mutuo de nuestras sociedades”, resalta el embajador francés.
“El Principito”, nuevamente revivirá su magia y autenticidad. Los bellos paisajes de nuestras montañas serán una vez los protagonistas de dicha obra mágica.