Hace 30 años se construyó la colonia Elgin II ubicada en zona 13 de la capital. Sin embargo, años atrás los vecinos empezaron a sentir malos olores que provenían de los pozos.
Al investigar el trabajo que había realizado la constructora los vecinos se percataron de que la mala construcción de pozos y conductos que conectaban las agua negras y pluviales hacia el río se habían quebrado, debido a la mala construcción. Estas solo estaban hechas en una parte de la ladera, las cuales salían directamente hacia el río sin ningún tipo de tratamiento, lo cual ponía en peligro la construcción de las casas que se encuentran a la orilla del barranco y la contaminación del lago de Amatitlán, ya que este conecta al mismo.
Los vecinos del lugar solos y sin apoyo de la constructora iniciaron el diseño del proyecto hace dos años. La junta directiva de la colonia llamó a un grupo de ingenieros y alrededor de un año y medio empezaron las construcciones de 7 de los 14 pozos que deben realizar hasta la parte baja de la ladera para que estos conecten a una planta de tratamiento.
“Este es un proyecto millonario, el cual no tenemos los fondos suficientes, pero poco a poco lo hemos logrado. La Municipalidad no ayuda ni aporta; la constructora se lava las manos al decir que ya vendieron todos los terrenos del lugar. Solo conseguimos un derecho de paso”, comentó Estefanía Valls Urquijo, vicepresidenta de la Junta Directiva de Elgin.
El proyecto consta de tres fases: el primero la construcción de siete pozos; el segundo la construcción de los siguientes siete pozos y de último la construcción de la planta de tratamiento, que es la parte más cara del proyecto. “No sabemos cuándo vamos a terminar de construir los pozos, ya que lo estamos haciendo a puro aporte de los vecinos. La primera fase ya está terminada y esperamos que a mediados o finales de año iniciemos la segunda fase”, dijo Valls.
A pesar de que los vecinos de la colonia se han unido para solucionar el problema, no ha sido un proyecto fácil. Durante el proceso se han encontrado con diferentes obstáculos, entre ellos el diseño del terreno y la acumulación de más de un metro de basura en el barranco que era desechada por los vecinos que viven a la orilla del mismo.
“Se me ocurrió que realizáramos encaminamientos ecológicos en la ladera que utilizamos en la construcción de pozos para que los vecinos pudieran conocer más de cerca el proyecto y ver así los avances del mismo. Nos inspiramos en el parque ecológico que tienen en el barranco de la zona 5. Ha sido un desafío, ya que nos ha tocado limpiar y construir muros de contención para evitar que las casas no se vengan abajo, cosa que debía ser responsabilidad de las constructora”, relató Valls.
El proyecto ha ido cobrando vida poco a poco y aunque las personas tachen a Estefanía de “poco realista” por sus ideas innovadoras, han logrado concretarlas y plasmarlas en el encaminamiento ecológico que realizaron. Está hecho por el concreto quebrado y acumulado que guardaron de las calles que iban arreglando para pavimentar el terreno. Se han sembrado arboles de naranja y limón para que los pájaros lleguen al lugar, han colocado juegos para niños y cercado el área para que los vecinos estén más seguros.
Valls es una artista y escultora guatemalteca que trabaja con cerámica. Ha realizado obras en Brasil, Grecia e India. Tomó la iniciativa de llevar arte a través de un mural que se ubica en el sendero ecológico que realizaron, ya que para ella lo más importante es el aporte de servicio que se le puede brindar a una comunidad.
“Hice este mural con cerámica como un aporte para que el parque sea mucho más bonito y atractivo”.
Los vecinos de la colonia Elgin han logrado unirse como comunidad y a pesar de la irresponsabilidad de una constructora lograron sacar del caos un proyecto positivo y beneficioso para las generaciones venideras.