“La conocí en el primer año de Universidad, ambas sentíamos una gran pasión por el ámbito de la comunicación. Recuerdo ser siempre la periodista fascinada por el mundo político, mientras que ella tenía un alma de artista y amaba con locura la producción cinematográfica.
“Al inicio no éramos muy unidas, incluso platicábamos bastante poco, pero siempre me pareció una persona con mucha luz”. Así comienza el relato de Andrea, una joven guatemalteca de 24 años, que perdió a Kim, una de sus más grandes amigas, luego que el cáncer terminara con su vida.
Kimberly Diéguez fue diagnosticada con cáncer desde su último año de colegio, con el tiempo, la enfermedad fue atacando los órganos más importantes de su cuerpo, entre ellos el hígado, la vesícula e intestinos. A pesar de ello, su actitud era tan positiva, que era muy difícil descubrir que padecía alguna enfermedad. “Cada día que pasaba en la universidad, me acercaba más a ella. Siempre teníamos proyectos o amigos en común, era imposible no intercambiar algunas palabras. Lo cierto es que me daba cuenta que se volvía cada vez más especial para mí”.
En repetidas ocasiones Kim faltaba a clases, “lo primero que imaginaba es que era una chava que estaba pasando por la típica etapa de universitaria rebelde que prefería quedarse en su casa descansando o daba prioridad a otras actividades, en lugar de ir a la U. Luego me enteraba que había recaído, que debía volver al hospital y recibir quimioterapias. Debo admitir que cada noticia de esas me partía el corazón, y sinceramente prefería no hacerle muchas preguntas de cómo se sentía, pues ni siquiera sabía cómo manejarlo porque nunca había tenido a algún familiar que hubiese sufrido una enfermedad tan dura”.
“Pero lo que más me impresionaba es que, aunque todo estuviera en su contra, siempre mostraba su agradecimiento a la vida. Aún recuerdo una de sus publicaciones de Instagram, era del 2 de febrero de 2018 y en ella decía: Hoy hace 6 años entré a una operación que me cambió la vida. Sí, ya son 6 años de mi lucha contra el cáncer, como en todo proceso hay días buenos y otros malos, gracias a Dios han sido más los buenos. Durante todo este tiempo, aprendí a conocerme, aprendí un poco de medicina y aparatos de hospital, aprendí a no sorprenderme por cualquier malestar, aprendí a valorar todo lo que tengo y a esperar en Dios. Aunque he llorado mucho, he reído más. Gracias cáncer por hacer mi fe más fuerte y enseñarme lo fuerte que puedo ser. Aunque suene contradictorio, has sido una gran bendición.- Con estas palabras no tenía más que sorprenderme, a eso llamo yo, amar la vida. Qué difícil es para muchos de nosotros ser agradecidos por las cosas malas, y sin duda, esa fue una gran lección que me quedó de mi gran amiga”.
La etapa más dura
“Nunca olvidaré que para ella, celebrar su cumpleaños, era lo más especial del mundo. En una ocasión, estaba tan feliz por tener la oportunidad de cumplir un año más de vida, que sus papás le hicieron una piñata. Para cualquiera esto parecería ridículo o de niños, pero para ella era celebrar un logro. Durante la piñata tuvo que usar mascarilla todo el tiempo, pero cantó, bailó, sus hermanos le llevaron un payaso y gozamos de manera inimaginable. Me recuerdo que me dijo que lo que realmente ella estaba haciendo era celebrar su vida, celebrar la victoria de vivir un año más”.
La historia de Kim se escuchaba por todas partes, grandes personalidades del mundo de la farándula como Tuti Furlán, la invitaban a que compartiera su testimonio de vida. “El último evento fuerte en el que fue protagonista, fue en mujeres 360 conducido por Tuti. Para ella, compartir su historia era seguir alimentándose de vida, de ganas de seguir adelante y de compartir su fe con los demás”.
Esta joven se había convertido en un gran ejemplo para muchos, fueron 6 años de sobrevivir contra el cáncer, pero todos los esfuerzos parecían desvancerse. Para ese entonces, Kim había recibido la noticia que no había nada más que hacer, que tan solo viviría unos días, y con suerte, meses. Para la Semana Santa de 2018, fue enviada a un hospicio, “cuando recibí la noticia, mi corazón se partió en mil pedazos porque sabía que las cosas estaban peor de lo que pensé. Kim no hablaba, no podía pararse, tenía momentos de ausencia y lo único que comía eran trocitos de hielo. Esa semana sería su cumpleaños, así que su hermana Kenya nos invitó a celebrarlo fuera del hospicio, lo que nos daba esperanza. Días después, la celebración se canceló, pues su condición de salud empeoraba”.
A pesar de ello, Andrea no se rindió. “Durante todos esos días, por motivos de trabajo, no pude visitarla tanto como quería. Recuerdo que era viernes 13 de abril cuando un amiga que no conocía a Kim me escribió un mensaje en el que me preguntaba si me sentía bien, no supe a qué se refería así que le pregunté, a mi pregunta ella solo contestó que echara un vistazo a las redes sociales de un reconocido artista, al ingresar a las imágenes, me enteré que mi gran amiga, había muerto. Nunca entendí por qué me enteré de esa manera, nunca entendí por qué otras personas habían escuchado la noticia antes que yo, solo sabía, que ella se había ido, que no la iba a volver a ver”.
Días después, Andrea celebró ese cumpleaños junto a la familia de Kimberly y otros amigos. “Le cantamos la canción de feliz cumpleaños, lanzamos unos globos al cielo y derramamos las últimas lágrimas por ese ángel, que ahora nos cuida desde el cielo”.