Sí estás leyendo esto es porque atraviesas por una etapa de tu vida en la que el dolor, la ansiedad y la tristeza parecen interminables. Déjame contarte un poco de mí. Hace ya casi un año terminó una relación de noviazgo en la que permanecí por más de cuatro años.
Aún recuerdo el dolor tan desgarrador que sentí al imaginar que mi vida ya no sería igual. Que esa persona a la que yo amé, en la que confíe y sobre todo con la que quise construir una vida, me defraudó, engañó y sobre todo no me valoró. No puedo describirte los ataques de ansiedad que padecía una y otra vez, tampoco puedo explicarte el miedo que sentía al despertar y darme cuenta que el dolor seguía estando ahí. Te juro que no puedo ni siquiera encontrar las palabras para contarte lo profundamente perdida que me sentía.
Toda mi vida me esforcé para que cuando me viera al espejo todos los días por la mañana sintiera orgullo de mí. Una vez que terminó esa relación y, por primera vez en mi vida, no podía siquiera verme al espejo. Me daba asco lo que veía.
En ese reflejo estaba una mujer que se entregó aun sabiendo que había cosas que no eran aceptables. En ese espejo estaba una mujer que por temor a estar sola permaneció en una relación que nunca tuvo que haber empezado. En ese espejo estaba una mujer que dejó de ser ella por agradarle a él y no perderlo.
Hoy, casi un año después, me duele en lo más profundo de mi ser confesarte que muchas veces hubiese preferido no despertar a la mañana siguiente. El dolor era mucho. Las lágrimas no cesaban.
Y por mucho que intenté no sabía cómo hacer para volver a sonreír.
Después de un proceso muy duro y difícil sané.
Quiero decirte que vas a estar bien. Quiero decirte que será difícil y un proceso largo. Pero, ¡vas a salir adelante! Y sobre todo saldrás fortalecida.
Probablemente tengas miedo a enfrentarte a la soledad, que no encontrarás a nadie y que nada nunca será igual, quizás quieres saber por qué te pasó esto a ti y estás deseando que él se arrepienta. Y aunque ahora parezca imposible, con el tiempo comprenderás que estás sola porque hay algo más para ti, mejor y diferente. No te afanes pensando que va a regresar.
Recuerda que él escogió una vida sin ti y es momento de que tú te elijas a ti misma.
Este dolor que sientes te llevará a un viaje del que no te arrepentirás.
Descubrirás una vez más quién eres, qué quieres y cuáles son tus límites. Te darás cuentas que mereces más, diferente y mejor. No reniegues. Abraza tu dolor y ¡agradece que eres capaz de sentirlo! Porque es la evidencia más grande que tu corazón es enorme y capaz de amar. Llora lo que tengas que llorar. No importa cuánto te demores en dejar de llorar, pero no calles ese dolor que quiere salir de ti.
Rétate a hacer nuevas cosas, a conocer nuevas personas, a descubrir el mundo que sigue existiendo para que tú lo encuentres.
Métete al curso que siempre quisiste hacer, redecora, cambia tu estilo y renueva tus energías. Crea un nuevo ambiente para que tu nueva “yo” pueda renacer. Habrá recuerdos que no se podrán borrar y te pido que los conserves como la evidencia que eres capaz de sentir felicidad si tú te lo permites.
Vas a lograr olvidar con el tiempo. Todos los días será una nueva lucha. A veces será fácil y otras muy difícil. ¡Pero no te desanimes! ¡Vas a lograrlo! Confía y cree en ti.
Mientras más rápido sanes, más pronto descubrirás lo linda y maravillosa que es la vida después de abandonar aquello que te hacía mal.