A sus 16 años, Camilo Mendoza sabe bien lo que quiere hacer. No desea lo mismo de todos, pues su sueño es ser un gran artista y lo quiere alcanzar en Los Patojos.
Ya había estado antes en el proyecto, cuando Los Patojos estaba en la casa de Juan Pablo Romero. Regresó hace dos años, ya en la actual casa de estudios ubicada en Jocotenango, Sacatepéquez.
Mendoza explicó que eligió Los Patojos porque le gusta la creatividad, los colores y toda la ilusión que se mantiene en el lugar.
“Uno puede cumplir sus sueños a través del arte”, mencionó Mendoza, quien inició estudiando fotografía. “Me gustaba la fotografía, y cuando tuve mi primer teléfono empecé a tomar fotos”, indicó.
Después de haberse retirado de Los Patojos, su necesidad de volver era grande. Eso lo llevó a platicar con uno de los profesores, quien le comentó que había un taller de fotografía.
Tras regresar a la institución, logró sacar tercero básico y el próximo año continuará con la carrera de Hotelería y Turismo. Desde el año pasado, Mendoza combinó las clases de fotografía con la de pintura, donde aprende varias técnicas para crear su propio arte.
Los Patojos
Hace diez años el proyecto inició en el garaje de una casa particular, la cual era de su fundador, Juan Pablo Romero. Más de una década después, tienen su propio edificio y ello marca una nueva manera de educación.
Romero abrió sus puertas en un inicio a cuatro niños, quienes llegaban a realizar las “aburridas” tareas que les dejaban en la escuela.
Eso le dio la idea junto a otros amigos, por lo que empezaron a aplicar nuevas técnicas de enseñanza. Ello causó que los niños de la colonia Los Ángeles prefirieran ir a Los Patojos, en vez de acudir a los tradicionales establecimientos de estudios.
El proyecto le da educación a más de 250 menores, gracias al apoyo económico de organizaciones de Canadá, Estados Unidos y Guatemala.
Su metodología es diferente, pero ha logrado darles una esperanza de superación a niños y niñas. La enseñanza se basa en juegos cooperativos, lectura, educación en valores, habilidades de escritura, espíritu crítico, matemáticas, entre otras áreas.
Es por esto que Mendoza y el resto de alumnos prefieren estudiar en Los Patojos, lugar donde explotan su potencial. Además, es un lugar donde no pagan colegiatura, reciben desayuno y almuerzo, y cuentan con servicios médicos.
En Los Patojos tienen como prioridad la diversión y seguridad de los niños y niñas. Romero ha logrado formar una técnica de estudios totalmente exitosa.
“El patojismo es una metodología que se dedica a construir espacios seguros para la niñez, juventud y sus familias”, señaló Romero. Añadió que el sueño continúa, ya que actualmente se está construyendo un campus. “La meta es poder edificar 50 centros en Guatemala”, detalló. Además, busca construir otros cien establecimientos en Latinoamérica.