No es solo decidir, sino también saber cómo lograrlo
Todo comenzó aproximadamente hace 7 años, tiempo en el que Fabián trabajaba como instructor de gimnasio. A pesar de que el rol que tenía dentro de ese lugar le agradaba, una invitación lo tentó a buscar algo distinto.
En donde laboraba Fabián, acudía frecuentemente otro chico, que poco a poco fortaleció más su relación de confianza con el entrenador. En una ocasión, mientras conversaban, le comentó al instructor que había una oportunidad de empleo y le preguntó si quería asistir a la entrevista. Le explicó que lo que debía hacer en ese trabajo era bailar y que de esa manera podía tener buenos ingresos. Sin pensarlo tanto, aceptó.
“Decidir es un tema complejo en esta profesión, pues difícilmente uno quiere ser stripper y lo logra. Se necesitan contactos y oportunidades”, expresó Fabián.
Su primera experiencia ocurrió en una discoteca ubicada en la zona 1, de la ciudad capitalina, en donde acudían solamente homosexuales. Fabián se presentó y dio el show que preparó, siendo este el inicio de la carrera de su vida.
Con el tiempo, la rutina de bailar frente a cualquier persona que pagara por verlo, era más agradable y menos incómoda. El ambiente que se vivía dentro de esos sitios convenció a Fabián de disfrutar lo que vivía y ganaba a cambio de eso.
“Es un trabajo que a cualquier hombre le gustaría, se puede llegar tarde, en estado de ebriedad, viajar, estar entre bastantes mujeres, tener mucha fiesta y dinero. Es un trabajo que muchos soñarían tener”, afirmó.
Lo que no imaginaba
Fabián ha acumulado varias historias en su trayectoria como stripper; sin embargo, una ha sido la que más lo ha impactado, esta pertenece al mundo swinger.
Según El Mundo, el término swinger hace referencia a la sexualidad vivida dentro del ambiente liberal. Es la actividad de intercambio de parejas, en la que las personas se reúnen para que su compañero tenga relaciones sexuales o algún otro juego de seducción, con alguien más, mientras este es testigo de lo que ocurre.
“Una vez me contrataron para que presentara un show de pornografía en vivo para una fiesta swinger que organizan todos los viernes en diversos clubs existentes en el país. Los hombres pagan para que alguien más esté con sus esposas. Yo no creía, eso me sorprendió bastante”, explicó Fabián.
La idea de retirarse de ese trabajo comenzó a surgir en le mente del stripper; sin embargo, pasados varios años regresó a bailar y estar en esas fiestas rodeadas de alcohol y demás. “El año pasado empecé de nuevo. Difícilmente alguien renuncia a un oficio poco común”, afirmó.
Fabián, además de ser stripper, sigue siendo instructor de gimnasio y también se ha involucrado en ventas. De lo contrario, su estabilidad económica se vería afectada.
Su mayor reto todos estos años ha sido mantenerse en forma, a pesar de que a menudo ingiere altas cantidades de alcohol, se desvela y viaja mucho. “Cuesta lograr mantenerse bien con ese tipo de vida”, concluyó
Las necesidades básicas permanecen, mientras el físico se va desgastando. Este oficio es riesgoso y además con duración a corto plazo, debido al límite de edad que exige, pero es uno de los tipos de vida que tantas personas eligen.