Por Abby Solórzano
Astrid Gramajo, de 30 años, ha logrado poner su nombre en alto ante la percepción del rol del arbitraje.
Proveniente de Baja Verapaz, Salamá, se convirtió en la primera árbitro central femenina que dirigió un partido de primera división masculina. El 15 de noviembre, formó parte de la cuarteta de árbitros en el partido amistoso entre Guatemala y Honduras, donde desempeñó el puesto de cuarto árbitro.
Previamente, bajo su cargo, se encontraba dirigir encuentros de tercera y segunda división de la selección femenina. Y es así, con más de cien partidos de experiencia y seis años con gafete dentro de la FIFA, marcó su entrada a la Liga de Ascenso del fútbol nacional de la selección masculina. Dejó a un lado el rol de asistente y encargándose de las tareas centrales dentro de los partidos de primera división nacional, Astrid Gramajo demuestra que creer en uno mismo y no rendirse ante los estereotipos rinde frutos para el éxito profesional y personal.