Redacción: Katherine Teleyón, Jacqueline España y Abby Solórzano
Según National Geographic, el término de Black Friday apareció por primera vez en la revista The American Philatelist en 1966; sin embargo, es a mediados de 1950 en Filadelfia que dicha expresión cobra auge y se comienza a utilizar para hacer referencia al desorden público que causan las rebajas después del día de Acción de Gracias.
A pesar de que existen diversas teorías acerca de su surgimiento, la que más resuena se remonta al hecho de que diversas tiendas tuvieron que reducir sus precios para aumentar sus ventas en las épocas festivas. Todo con el fin de que los números rojos que tenían, se convirtieran en negros.
Desde entonces, la mayoría de comercios aprovechan la última semana de noviembre para poder promocionar sus descuentos y algunas sorpresas para sus consumidores.
La asesora de moda e imagen, Mandy Solé, comparte que en esta época del año los descuentos tienden a provocar que las personas caigan en el consumismo, dado que realizan sus compras basadas en los bajos precios y no en sus necesidades.
Esta es una de las repercusiones del fast fashion, ya que promueve las tendencias rápidas dejando una profunda marca en la producción y en el medio ambiente, pues el estímulo de comprar ropa en plazos cortos provoca una enorme contaminación textil, la cual puede llegar a tardar años en degradarse.
Una tendencia no representa una necesidad, para ello, Mandy Sole recomienda aprovechar los descuentos a través de un consumo consciente por medio de un chequeo a nuestro armario para conservar lo que necesitamos y donar lo que n. Así mismo, como la moda suele revivir épocas anteriores, comparte que es bueno volver a usar chaquetas, pantalones y blusas de nuestras mamás o abuelas sin ningún problema.
Como último consejo para este problema, Style Lab, una consultoría de imagen mexicana, presenta tres tips para categorizar nuestras compras:
Invierte: en prendas o accesorios de gran calidad que podrán permanecer intactas en tu armario y podrás combinar sin ningún problema.
Gasta: en prendas o accesorios que necesitas utilizar, pero no debes invertir mucho en ellas porque en un corto plazo tendrás que renovarlas.
Ahorra: evita caer en el fast fashion, en prendas de tendencia rápida, de baja calidad y que probablemente no utilices por mucho tiempo.