Su deseo sexual era insaciable. Buscaba cómo alcanzar la mayor cantidad de orgasmos. Las adictas al sexo o, también conocidas como ninfómanas, palabra que se utiliza para expresarse de las mujeres amantes al sexo, pueden llegar a límites extremos sin saber del riesgo.
Muchos creen que es genial, relaciones “placenteras”, saciar tu apetito sexual cada vez que se pueda. Muchos desconocen su lado oscuro. “Adictas al sexo y cuando escuchan esto a varios les parece excitante, pero no es fácil. Siempre estás pensando en tener relaciones sexuales y tu mente no puede pensar en satisfacer esa necesidad”, señala Sarah.
Desde pensar, seducir y hasta conseguir la manera de cometer el “pecado”. “Sarah”, cada vez planeaba cómo conseguir a su siguiente fruto afrodisíaco. “No es común que hablemos de una ninfómana, más en un país llenos de prejuicios”. “Antes mi apetito sexual era muy alto, si miraba a un chico que me gustaba, mi cuerpo llegaba a tener orgasmos sin necesidad de estimularme. Solamente quería tener sexo con él”.
“Probé el sexo y me gustó demasiado”. Sarah
Una fantasía no bastó para satisfacer a Sarah, porque los pensamientos eróticos eran más recurrentes. “Conforme pasaba el tiempo pensaba más en sexo y deseaba satisfacer mis necesidades hasta el punto de tener cinco orgasmos diarios”. “Pensé que era normal, que poseía una libido bastante alta. Cuando no mantenía relaciones sexuales me frustraba, debido a que el impulso era más fuerte”.
Uno, dos, tres, cuatro y cinco veces la dopamina recorría todo su cuerpo, Sarah tenía una sonrisa de oreja a oreja. “Me la pasaba genial, la satisfacción más grande era poder pedir lo que yo quisiera”. “Mis encuentros fueron con personas conocidas e incluso algunas casuales, a veces no me daba tiempo de conocer a todos, ya que mi necesidad me llevaba cada vez a pensar en sexo”.
El tiempo valía oro, un segundo no se podía desperdiciar, los lugares menos comunes eran el secreto mejor guardado. Carros, baños, hoteles, esos sitios frecuentaba. Los que están leyendo esto deben pensar “qué regalada” o que “p...”, no señores, la adicción al sexo es peligrosa y no es un juego”. “A veces, la calentura puede más y descuidamos nuestra responsabilidad sexual. Yo estoy bien de salud, pero analizas ¡qué tonta fui!”, expresa Sarah.
“No fue fácil aceptarlo, pensé que era normal hasta que sentí la depresión”. Sarah
No hay amor, no existe, no encontraba lo que buscaba. “Llegó un punto que conocía chicos que valían la pena, pero mi estado mental podía más que mi voluntad, solamente los utilizaba y al final ya no sentía lo mismo”.
Noches de soledad, culpa y depresión se acercaban en la vida de Sarah. Sin embargo, su vida cambió por completo. “Habían días que después de mantener una relación me sentía mal, el arrepentimiento me hacía sentirme fatal. Sabía que no debía hacerlo porque no encontraba lo que deseaba. Eso no era lo que quería en mi vida”.
“Muchos piensan qué dichoso ser así, lo que no saben es que en lugar de ser atractivo puede ser dañino para uno”. Sarah
Sarah desesperada supo que algo andaba mal y debía buscar ayuda. “Estaba consciente que no estaba bien, mi satisfacción se convirtió en remordimiento y ya no quería sentirme así”. “Le hablé a una de mis parejas y me dijo que necesitaba ayuda, así que decidí ir a terapia”.
Cuando la joven aceptó su adicción, también sabía que tenía una segunda oportunidad para cambiar su estilo de vida. “Es como el alcohólico que conoce que su enfermedad es dañina, pero sigue tomando. Así fue conmigo, debía salir de eso, sabía que se podía controlar”.
Las terapias ayudaron a Sarah a conocer más de su trastorno y poder encontrar una solución. “Existen casos de casos, hay personas que se acuestan hasta con siete el mismo día, pero al final llegan a pedir ayuda”. “Me costó aceptar que tenía adicción al sexo, pero mi misma necesidad de placer me cegaba”.
En 2018, la adicción al sexo fue clasificada por primera vez como un desorden de salud mental en la lista de Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE), de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Hoy, Sarah, a sus 28 años, ya lleva una vida más controlada. “El miedo al qué dirán muchas veces no nos permite ver nuestros errores. En la actualidad, ya tengo un control más estable sobre mis impulsos y toda esa energía la canalizo en hacer deporte”. “Lo que puedo decir es que gracias a las personas que me ayudaron mi vida ahora es más estable, incluso sé que un día podré tener una relación sentimental”.
Síntomas
Según expertos en el tema algunos de los síntomas son los siguientes:
Relaciones sexuales en todo momento. Relacionar todo tema con el sexología no es normal y puede ser otro síntoma.
Pornografía. El psicólogo David Ley asegura que ver pornografía de forma excesiva es otro síntoma de un adicto al sexo. Esta es una salida para incrementar las sensaciones de placer.
Libido anormal. Robert Weiss, director del Sexual Recovery Institute en Los Ángeles, California, afirma que estados como la fase maníaca del trastorno bipolar o el uso de algunos medicamentos pueden provocar súbitamente el aumento de la libido.
Masturbación. Aunque es una práctica normal, siempre hay que tener límites, nunca se debe convertir en algo obsesivo que esté fuera de control.
Forma de escape. Las personas que sufren de depresión, estrés, ansiedad o soledad son propensas a ser ninfómanas.
Sentimiento de culpa
Las personas adictas al sexo, solamente pueden satisfacer la tensión sexual teniendo relaciones sexuales sin medida. Si no logran satisfacer sus necesidades empezarán a experimentar la abstinencia que se convierte en los síntomas de la adicción sexual.
Tratamientos
La terapia cognitivo-conductual es una de las formas para tratar la adicción. El tratamiento psicológico es dirigido hacia las adicciones. Se centra en la interrelación entre la conducta, el pensamiento y la emoción.
La terapia dialéctica conductual, desarrollada por Marsha Linehan, que se enfatiza en el entrenamiento de las habilidades del manejo de los problemas.
Los grupos de apoyo son terapias grupales, dirigida por expertos. Son muy útiles para las personas hipersexuales o con adicciones de otro tipo porque les ayudan a compartir sus problemas y posibles estrategias para manejarlos.
Las terapias de pareja y marital es otra forma de tratar la adicción al sexo. La terapia puede ser muy beneficiosa para mejorar la comunicación, la confianza y la satisfacción sexual entre la persona con ninfomanía y su compañera o compañero.
La medicación es otra manera de tratar la adicción. Esto sucede solamente si la ninfomanía se da como consecuencia del trastorno bipolar o de alteraciones hormonales. El uso de fármacos solo puede ser iniciado por indicación médica.
Con información de Psicología y Mente.