Luego de un tiempo viviendo en Estados Unidos, el coreógrafo Erick Rodas regresó a Guatemala. El cumpleaños número XV de su hermana estaba próximo y la familia vio en ese día la oportunidad de celebrar la reunificación.
Era 2008 y Rodas comenzó a reclutar a jóvenes entre 14 y 15 años para la fiesta de su hermana. Se llegó el día y durante la misa y la fiesta, las personas se preguntaban quiénes eran esos jóvenes tan habilidosos y bien vestidos. Fueron la sensación de la noche, pero nunca pensaron que se iba a repetir.
“Pronto hicimos una página en Hi5 y la gente nos comenzó a contactar”, menciona Rodas. En ese momento, también decidieron que la agrupación se llamaría Mis 15 Chambelanes. A los chicos los comenzaron a contratar para XV años, fiestas patronales, elecciones de reinas, eventos escolares y aniversarios.
El proyecto pronto tuvo más objetivos que solo amenizar celebraciones. Poco a poco, se integraron jóvenes propensos a pertenecer a maras o que caminaban por malos rumbos. Los chicos cambiaron sus pantalones caídos por un traje completo; su vocabulario, por gestos de caballerosidad.
Ahora, 20 jóvenes se dedican a ser chambelanes a la vez que estudian o trabajan. Conforme los chicos crecen, el grupo se renueva. Es por ello que dos veces al año, se realiza un casting para seleccionar a los nuevos integrantes.
Con un ramo de flores en la mano, los jóvenes se han dedicado a cumplir los sueños de las quinceañeras. “Siempre estuve en contra de poner damas y niños, ya que se roban el show cuando la más importante es la quinceañera”, comenta Rodas, quien también es el manager del grupo. Y es que para la cultura latinoamericana, el día de los XV es uno de los más importantes para la vida de una niña.
Además de su talento, el proyecto también se involucra en causas solidarias. “Siempre me ha gustado que los jóvenes se concienticen y valoren lo que tienen”, expresa Rodas. Los chicos han ayudado a causas como recaudaciones de fondos para los bomberos y hospitales de Amatitlán, para la Teletón y recolectando víveres para los damnificados de la tragedia del Volcán de Fuego.
Desde hace tres años, los chambelanes viajan a Jalapa para contribuir y alegrar el día de sus XV años a las niñas del Hogar Nuestra Señora de los Remedios. El primer año que fueron fue difícil, ya que, como en toda actividad a la que van, deben pagar el transporte. Sin embargo, con el tiempo, comenzaron a organizar rifas, a vender paletas y a solicitar donaciones para continuar cada año participando en este evento tan especial para ellas.
El grupo no cobra nada a establecimientos educativos y a causas benéficas. Sin embargo, se mantienen en pie con el resto de eventos en el que el precio de contratación depende de la distancia. El paquete básico incluye la participación en la misa, la recepción, bailar el vals y una coreografía sorpresa junto a la quinceañera.
A pesar de las fans que los chicos dejan en cada evento, muchos de ellos sufren amenazas e insultos. “Ser bailarín es sinónimo de ser homosexual en el pueblo”, dice Rodas. A los jóvenes les gritan “huecos” cuando suben a los escenarios y son atacados con memes en las redes sociales.
Pero eso no detiene a estos chambelanes, quienes desde que son miembros de la agrupación, aprenden a comportarse con respeto en las fiestas y a identificar a quién sacar a bailar. “Hemos tenido eventos en donde los familiares o amigos de los agasajados, ya en estado de ebriedad, agreden a los chicos”, cuenta Rodas.
A pesar de los estigmas y envidias, los chambelanes continúan ensayando y se han posicionado a nivel nacional y centroamericano como uno de los mejores grupos coreográficos. Los jóvenes cuentan con 10 años de trayectoria artística a nivel nacional e internacional. Han amenizado celebraciones en Huehuetenango, Izabal, Totonicapán e incluso en lugares como el hotel Camino Real y Casa Santo Domingo.
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Fotos: Mis 15 Chambelanes, Erick Rodas.