Más de 400 mujeres han cambiado su vida a través de este proyecto comunitario, en Totonicapán imagen

La Fundación trabaja sobre tres ejes: orientarlos a mejorar su alimentación, facilitar el acceso a alimentos nutritivos y promover la autosostenibilidad económica de la mujer.

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

*Con colaboración de Stephany Chávez y Joselyne Juárez

Totonicapán proviene del quiché y significa “en el lugar de la catarata”. Es uno de los municipios más antiguos del país y fue creado, aproximadamente, en 1587. San Cristóbal, municipio de dicho departamento, tiene una extensión de 36 kilómetros. Ahí, el programa Nutrición y Emprendimiento Comunitario de la Fundación Juan Bautista Gutiérrez ha apoyado a más de 400 mujeres para transformar su vida.

El programa busca generar un impacto generacional fomentando una nueva forma de hacer las cosas en las comunidades guatemaltecas, siguiendo los principios de la Seguridad Alimentaria y Nutricional. El grupo que se graduó inició el proceso de formación en 2017 y las mujeres fueron contactadas para pertenecer al programa por medio del centro de salud, e incluso los integrantes de la Fundación fueron quienes los visitaron.

De acuerdo con la Fundación, por medio del programa se logró la reducción de la desnutrición crónica; esto, por medio del monitoreo de 202 niños menores de 2 años. La primera etapa del programa fue de 2014 al 2016, y se redujo en un 31 por ciento la desnutrición crónica; en la segunda etapa, del 2017 al 2019, se redujo en un 46 por ciento.

La Fundación trabaja sobre tres ejes: orientarles a mejorar su alimentación, facilitar el acceso a alimentos nutritivos y promover la autosostenibilidad económica de la mujer.

Este tercer eje incluye el empoderamiento de la mujer para que pueda acceder a una actividad económica. De las féminas que finalizaron el proceso, al menos 100 emprendieron como tejedoras; y en la producción de artesanías utzil, la casa del pollo y el rincón del pollo, son otras.

Testimonios de vida

Santa Maricruz Mejía Cuc comentó cómo a los 16 años se convirtió en madre de un varón. Hoy, a sus 18 años, forma parte de la Fundación Juan Bautista Gutiérrez.

Todo comenzó cuando ella se enteró de que en el barrio La Ciénaga, ubicado en el departamento de Totonicapán, impartirían charlas por parte de la Fundación Juan Bautista Gutiérrez. Fue así como incursionó como participante para la formación de la Fundación.

Después de dos años de capacitación, Maricruz es vocera de la Fundación, donde aprendió a utilizar los instrumentos de peso y talla. También recibió orientación de la desnutrición y de cómo llevar una buena higiene personal.

Santa Maricruz comentó: “Uno, como joven, se casa muy rápido; entonces no tiene los conocimientos adecuados para poder criar a un hijo y la estabilidad del hogar, es así como Juan Bautista Gutiérrez me ha ayudado a crecer tanto, tanto personal como económicamente”.

Producciones Utzil es una organización que surgió a partir de una pulsera artesanal. Actualmente, son 30 mujeres que logran llevar diferentes productos a Estados Unidos y Costa Rica. Las emprendedoras de Utzil fabrican carteras, huipiles, bufandas, monederos y blusas.

Mercado global

Esta organización promueve la autosostenibilidad económica de la mujer. En Totonicapán brinda apoyo a artesanas indígenas con capacitaciones y programas de educación, que les permite tener un aumento en sus ingresos.

Con la inspiración de Ruth Degolia, la fundadora de mercado global, las 600 artesanas elaboran diferentes roles para llevar a cabo el producto final. Algunas son encargadas de la confección; otras, de tejer y por último las que realizan el toque final, con detalles extras y así lograr un trabajo cooperativo para poder llevarlo al mercado internacional.

Sucely Skacs, encargada de las capacitaciones de mercado global, comentó que la fundadora comenzó este proyecto con una pasante y con el tiempo se fueron involucrando más personas que ahora son parte de la organización.

Las mujeres artesanas, al elaborar su trabajo, son incentivadas económicamente y así reciben el apoyo de esta empresa social. Al igual que las ganancias son utilizadas para capacitaciones sobre las nuevas técnicas que deben utilizar para los diseños de sus productos. En cada año utilizan 4 técnicas diferentes.

La lasteria es una técnica que utilizan las artesanas para identificar su departamento en los diseños. Sus colecciones representan los colores de las épocas del año: verano, invierno, otoño y primavera, siendo adaptadas al mercado extranjero para estar al alcance internacional.

Los productos realizados, son: centros de mesa, bolsos, cosmetiqueras y telas, que son caracterizadas por hacerlas en telares.

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