Cuando Mónica Toti Fernández perdió a sus padres, era todavía una niña. Tenía 10 años. Durante su juventud, se inclinó por malos hábitos, como fumar dos paquetes de cigarrillos diarios. Esto cambió cuando tenía 22. Comenzó practicando natación y, pronto, se dio cuenta que su cuerpo estaba listo para algo más: el triatlón.
“Necesitaba una transformación en mi vida”, comentó Fernández, quien en 1997, se convirtió en la primera mujer en Guatemala en completar una competencia Ironman. Es la bicampeona mundial de la competencia de triatlón Ultraman en Hawái, en el 2000 y 2001. También ha completado tres de las diez carreras más duras del planeta según National Geographic: la Marathon des Sables, Badwater y la Silver State 508. En toda su carrera deportiva, Toti ha recorrido 210 mil kilómetros, es decir, 5.3 vueltas al planeta.
Pero Toti sentía que algo le faltaba en su vida. “Cuando sé es deportista élite uno se vuelve una persona centrada en sí misma”, comentó la atleta. Descubrió que ayudar al prójimo le dejaba una buena sensación. Encontró el sentido de su vida cuando fundó su empresa Baby Survival Swim.
Este proyecto trata de un curso de 16 sesiones enfocadas a niños de 12 meses hasta 7 años, en donde aprenden a sobrevivir una caída accidental al agua y, así, evitar que se ahoguen. “Mi idea es crear una conciencia de prevención, porque mi curso es la última barrera que el niño tiene para salvarse”, comentó Toti.
Como experta en natación, Toti recomienda:
- Colocar barreras de seguridad no escalables en las piscinas.
- Supervisar siempre a los niños.
- Tomar cursos de reanimación cardiopulmonar (RCP).
- No utilizar flotadores tipo bracitos ni dona. Estos crean una falsa sensación de seguridad y ponen en peligro la vida de los niños si se voltean.
- Usar salvavidas tipo chaleco Coast Guard Approve a la medida, de acuerdo al peso y edad.
- Localizar flipones en casas con piscinas para desconectar bombas y electricidad en caso de succión o shock eléctrico.
- Recoger el pelo de los niños en coletas para evitar que se atasque en tragantes.
- En las casas con piscina, es indispensable un salvavidas tipo aro para lanzarlo al agua y un lazo (“safety hook”) para rescatar a un adulto.
En el curso, los niños aprenden a flotar con la técnica que ellos conocen como “la plancha”, que consiste en que el niño se voltee para flotar, respirar hacia arriba y pedir ayuda. Además, los padres también se involucran en el aprendizaje de sus hijos y al final del curso, también practican juntos.
La graduación consiste en que el menor realice con ropa los movimientos, así aprende que, incluso cuando está vestido, puede salvar su vida.
Las sesiones duran 10 minutos muy bien aprovechados. Al terminar el trabajo, los niños pueden jugar y descansar.
La piscina de Baby Survival está a una temperatura de 32 grados, cuenta con un sistema de purificación de cloración por sal, estrictas medidas de higiene, así como una prueba mensual de laboratorio única en Guatemala.
Fernández ha trabajado con más de 600 niños durante el proyecto y cada día, son más los padres que se convencen de la efectividad del curso por experiencias propias. “Les han enseñado a que jugar en el agua es divertido, pero yo digo que primero va la seguridad y luego el placer”, comentó Toti, quien mencionó que un niño siempre buscará el agua porque le trae diversión.
Los hijos de Toti fueron los primeros en aprender a flotar y cada día, más pequeños llegan a la piscina de Baby Survival Swim. Actualmente, es el único curso de este tipo en el país y, posiblemente, de la región.
Pronto, el proyecto será replicado en otros países como franquicia para prevenir muertes y enseñarles a los pequeños que pueden disfrutar del agua de una forma segura.
Toti también es conferencista y ya publicó su primera autobiografía que cuenta sus retos y cómo nació el proyecto “que le dio sentido a su vida”. A través de Baby Survival, ha logrado inspirar a miles de mujeres y madres del país.
Sin embargo, la satisfacción de saber que ha salvado vidas es lo que más felicidad le da a la atleta y madre.
Las cifras escalofriantes
A pesar que el ahogamiento es prevenible, las tragedias suceden en cuestión de segundos en un momento de descuido. La mayoría de ahogamientos suceden cuando no es hora de nadar. Además, 9 de 10 niños que se ahogan, estaban supervisados o a cargo de un adulto, pero en un abrir y cerrar de ojos, cayeron en una piscina.
Cada año, 175 mil niños mueren ahogados y 3 millones sufren ahogamientos no mortales, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). De acuerdo al Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), 388 mil personas mueren ahogadas cada año.
Los que sobreviven y quedan con daño cerebral permanente, generan el mayor impacto en economía y salud por el resto de la vida. En todo el mundo, más de la mitad de muertes por ahogamiento corresponden a personas menores de 25 años. Estas cifras pueden llenar el Estadio Mateo Flores 7 veces.
El ahogamiento es la primera causa mortal infantil accidental en niños de 1 a 4 años y también la segunda causa mortal accidental en niños de 5 a 14 años. Además, es más barato pagar clases de natación que un servicio funerario o los US$18 mil al mes que cuesta en Estados Unidos, en promedio, la manutención de una persona con daño cerebral que sobrevivió un ahogamiento.
Más de 500 niños mueren diariamente ahogados, según datos de la UNICEF. El 86 por ciento de los niños estaba vestido y es por eso que la última prueba de Baby Survival Swim se realiza con ropa.
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Fotos: Baby Survival Swim