Las imágenes penetraron en el corazón de los guatemaltecos, la ayuda no se hizo esperar a pesar que el Gobierno en silencio permanecía como un espectador más. La erupción del Volcán de Fuego conmovió a propios y extraños.
A casi tres meses del desastre, las heridas aún siguen abiertas. Mientras que hay familias que se consuelan con saber que están todos juntos, otros viven con el dolor de haber perdido a sus seres queridos y, además, sus bienes materiales.
Los albergues han sido su hogar temporal, sus compañeros su nueva familia y aunque la ayuda continúa llegando, la pregunta que ronda es ¿qué sigue después? “A ellos hay que enseñarles a pescar y no solo darles el pescado”, dice Andrea Guzmán, una de las voluntarias para la tragedia.
Iniciativas como la de Aurora Gallardo, Xibalbá y el Voluntariado Vidas, buscan crear fuentes de empleo dignas y remuneradas a través de capacitaciones y confección de productos artesanales.
“La iniciativa surge desde antes del suceso, estábamos en pláticas con Benjamín Gallardo para implementar cursos en los centros de privación de libertad; él donaría las capacitaciones y se llevaría a cabo el procedimiento en las cárceles. Cuando Benjamín regresó a México sucedió la tragedia, entonces comenzamos a idear el plan para capacitar. Lily desde el día uno convocó a los voluntarios para apoyar en actividades terapéuticas y se han sumando personas a la causa”, relata Alejandra Hernández.
El voluntariado lleva diferentes actividades ocupacionales y terapéuticas a los albergues. Con una capacitación en particular, aprenderán a confeccionar productos artesanales, específicamente, bolsos y productos para dama. Adicional, charlas motivacionales y de emprendimiento.
Alejandra cuenta que “las personas con las que se ha trabajado en los albergues están muy receptivas con esta actividad. El hecho de llevarles la capacitación ha despertado en ellos alegría y esperanza de una oportunidad para producir y generar ingresos. Buscamos, el apoyo financiero de alguna entidad pública o privada, también, de la sociedad civil para adquirir la materia prima inicial y poder comercializar los productos para asegurarles una fuente de ingreso permanente”.
Las capacitaciones duran entre cinco a ocho horas semanales durante un mes.
Uno de los momentos que marcó y dio pauta a esta iniciativa fue que vieran el ambiente desolador. “Escuchábamos las campanas de la iglesia anunciando el paso de los cuerpos víctimas de la tragedia, los niños no entendían lo que pasaba y hablaban de ello con calma. Allí encontré a Beto, Messi, un niño tímido con una sonrisa encantadora; con el paso del tiempo nos hemos hecho amigos, sus papás son unas personas excepcionales. No cabe duda, que hasta de las peores situaciones se obtiene una ganancia, por así llamarle. Cada vez que llego, el pequeño sale corriendo y me abraza como que fuera parte de su familia”.
Hacer que estas familias sustenten sus propias necesidades y logren crear su propia empresa es algo más que un sueño, es un trabajo en conjunto que requiere de la ayuda de muchas personas, no solo los voluntarios sino también de aquellos que deseen donar.
La donación es de Q150 por persona para la adquisición de materiales y puedes hacer tus depósitos a este número de cuenta: 1980204190 del Banco Industrial, a nombre de Lesbia Alejandra Hernández Azurdia.