Como maestra de preprimaria y dispuesta a darlo todo por sus alumnos, Susan Flores no dejaba pasar la oportunidad de celebrar el Día del Niño. Con pocos fondos para comprar regalos, la ingeniosa educadora decidió inscribirse en un taller de globoflexia y 4 clases después, ya estaba enganchada. Así transformó el amor por sus alumnos en arte y sonrisas la educadora más colorida.
Luego de recibir el curso de 4 sesiones, Susan siguió haciendo figuras con globos para apoyar la enseñanza de sus pequeños. Pero un buen día, la madre de uno de los alumnos le pidió que fuera al cumpleaños de su hija. “Me pareció buena idea y además iba a ganar algo de dinero, haciendo algo que me gusta”, recuerda.
Desde entonces los cursos, las capacitaciones y las ganas de aprender todo, sobre tendencias y nuevas ideas, se apoderaron de Susan. Comenzó a intercambiar ideas con otros artistas por web, y a inscribirse en cursos presenciales en otros países. “Recuerdo bien un curso que recibí en El Salvador, donde una señora de Taiwán, que no hablaba español y poco inglés, nos enseño sus técnicas”. Para Susan la barrera del idioma no fue importante, pues para ella ambas hablan el “idioma” de los globos.
Ahora, y con la situación de la pandemia, las actividades de a poco se están retomando. Eventos y contratos para hacer su arte, comienzan aparecer en su agenda. Pero lo que más emociona a Susan, es que dentro de no mucho tiempo podrá viajar a los Estados Unidos para obtener su certificación como CBA (Certified Ballon Artist). Allí recibirá clases con artistas de fama mundial y expondrá su talento en proyectos de hasta 100 mil globos, antes de recibir su CBA.
¿Sabías qué?
La figura de un perrito, es la más sencilla de hacer con un globo. Toma sólo 13 segundos en las manos de un experto.
Obras a gran escala
Susan asegura que, a lo largo de estos siete años de dedicarse a la globoflexia, ha recibido pedidos tan complejos como extraños. Un supermercado le pidió que elaborara disfraces con globos, para uso de personas adultas. “El tema era la navidad y querían unos osos, así que los hice”, recuerda.
Otro de los trabajos más complejos, que le tomó dos días hacer y donde asistió a un compañero, fue un Optimus Prime de dos metros de alto. Este muñeco, lo elaboró para el cumpleaños de un niño y duró 17 días inflado.
Pero el proyecto más extraño, no fue uno que la obra le tomara horas en hacer. Si no, uno de accesorios para una fiesta temática. “Guerra”, donde un señor de 40 años quería celebrar con su familia y sobrinos. Espadas de tres colores, escudos de cuatro y hachas de dos, eran las armas con que pelearían los guerreros.
A los accesorios de ataque, se sumaron varios animales. Monos, lagartos, leones y aves sirvieron para darle ambiente a la batalla. Y junto al castillo de cartón, un árbol de fuego, que a decir de Susan fue la pieza que más tiempo le tomó realizar.
Con cada globo, Susan regala alegría a sus niños y una experiencia inolvidable para quienes celebran su cumpleaños o la alegría de estar vivos. Fuese con una espada, un robot, un animal o árbol, fue el cariño de una maestra el que puso una sonrisa en cientos de niños y no tan niños.