Carmen Aquino laboraba como secretaria de un parque de juegos extremos, pero debido a la crisis sanitaria del COVID-19 se cerró. Ahora, su esperanza es que muchos negocios abran, con las medidas de seguridad necesarias.
Aquino pensó que la enfermedad no llegaría al Guatemala, que no pasaría por aquí porque estaba muy lejos, en otros continentes, como el asiático o en Europa.
Trabajaba desde hace 15 años como secretaria en un parque de juegos extremos, era la responsable del pago a proveedores y de mantener todo en orden.
En marzo cuando se detectó el primer caso de COVID-19 en Guatemala se alarmó, porque se dio cuenta de que en los países vecinos ya estaba la enfermedad, pero seguía creyendo que no llegaría al país.
La sorpresa fue que sin previo aviso todo se cerró en el país, los jefes de Carmen decidieron que a partir de ese día se cerrara el lugar, pero que iban a esforzarse por pagar parte del salario de los trabajadores.
Carmen empezó a recibir únicamente el 50 por ciento de su salario, así que realizó cambios en su vida para que ese ingreso le pudiera alcanzar para vivir y colaborar en su hogar. Durante algunas semanas ya no compraron carne o pollo, en su lugar consumieron salchichas. Debían modificar ciertas compras para enfrentar la situación económica.
Ella esperaba que la crisis no durara tanto tiempo y que pronto podría recuperar su trabajo y regresar a su vida normal.
Luego de dos meses que fue cerrado el parque sus jefes le notificaron que ya no podrían pagar su salario porque tenían cerrado su fuente de ingresos. Carmen se entristeció y preocupó porque no sabía qué haría sin trabajo.
Tenía un poco de dinero guardado y con ello decidió empezar a comprar algunos artículos para revender y generar ingresos extras. Una amiga le dio la idea para que vendiera luces, focos o algo que estuviera de moda, para que las personas la buscaran.
Aquino compró unas mangueras de luces de colores a control remoto para que pudieran venderse pronto. Su sorpresa fue que en menos de cuatro horas ya había vendido todas y recuperado el dinero de su inversión.
Decidió que no sería lo único que vendería, compró unos focos para decorar las casas y le fue bien en el negocio, tanto que ya podía sacar parte del salario que tenía en ganancias.
Así ha pasado dos meses en ventas y ya tiene varios productos, pero la sorpresa es que ya se quitaron las restricciones y para ella es un alivio porque la empresa en donde trabajaba, la ha vuelto a llamar para que regrese.
“Yo más siento que es un mensaje de Dios que las cosas van a mejorar, tenemos que tener las medidas necesarias para evitar el contagio, pero para mí es una esperanza que todo empiece a abrir, porque, así como a mí me llamaron así llamarán a más personas”, finalizó Carmen Aquino, comerciante.
A Carmen ya la recontrataron para que regrese a sus labores a partir del 15 de octubre. Mantiene la esperanza que las personas regresen a divertirse al parque, pero que tomen en cuenta las medidas de salud que deben tenerse.