Burlas y gritos enfrentó Byron, el emprendedor tatuado que vende panes y jugos en la Calle Martí
Está en la Calle Martí. Todos los días, a las 4 de la mañana, abre la puerta de su casa y junto a su pareja sacan una mesita y así comienza su día, ofreciendo panes con chile o con pollo.
Se llama Byron, pero él se autodenominó el emprendedor tatuado.
Su historia comienza cuando trabajaba en un call center y su esposa, en una empresa de telefonía.
Ambos perdieron su empleo al mismo tiempo. Sin saber qué hacer o a dónde ir, y con una hija a quien alimentar, ambos dispusieron abrir su minipuesto de venta de comida.
La madre de Byron le enseñó a su novia a hacer los chiles rellenos, que son la sensación de los conductores que suelen pasar muy temprano comprando su desayuno o refacción.
Él, en cambio, se encarga de la ensalada de pollo y los jugos de naranja. Desde hace un mes que están en la 14 avenida y 7a. calle de la Calle Martí.
A él aún no se le olvida cómo les fue con el trato de las personas, desde el primer día en que abrieron su negocio: “Nos gritaban, se reían; yo sentí que si publicaba una foto diciendo que no me importaba lo que pasaba y explicando la situación en la que estaba, la gente se daría cuenta de que no me importaban ese tipo de cosas”.
Empezaron vendiendo únicamente 4 panes al día, aparte de que hubo días en que les quedaba toda la comida; pero poco a poco, con la foto que publicaron, empezaron a crecer y ahora ya lograron comprar una mesita para ampliar el negocio.
Ambos se levantan a las 3:30 de la mañana y se acuestan a las 23 horas, planeando cómo sacar el negocio adelante.
Aunque vendan poquito y saquen una ganancia de Q30 al día, a Byron y a su pareja eso los hace felices.
Mucha gente, sin embargo, los criticó por no haber buscado mejor un trabajo estable, en vez de dedicarse a la venta de comida, explica Byron, quien añade que al principio les daba risa que él vendiera jugos de naranja en la calle.
Algo que a él le toca hacer es correr los carros y pasarles la comida, porque ya todo lo tienen preparado para su consumo.
La novia de Byron tiene 20 años y se graduó de bachiller, él tiene 25 y también estudió bachillerato.
Byron tiene una hija, por lo que no pudo estudiar la universidad este año y seguir su carrera de arquitectura. Aunque está cursando periodismo.
Byron ha sufrido el rechazo en algunos empleos por estar tatuado y por eso pensó en poner algo así como #ayudaaunemprendedortatuado. Con esto, lo identificaban a él y a su pareja, que también tiene tatuajes.