El 29 de abril, las redes sociales dieron a conocer otra de las historias que los medios de comunicación callan: la violación sexual y agresión de una joven en el Centro Comercial Arkadia, zona 10: La joven salía de una discoteca en la madrugada, perdió su carro en el laberíntico parqueo de Arkadia y al pedir ayuda a un guardia de seguridad, cuya labor era protegerla, la arrinconó contra una pared y la violó impunemente en un comercio que se jacta de dar seguridad y contar con cámaras de vigilancia.
Un Relato publicado por la periodista Alba Trejo y, que sufrió un lamentable ataque cibernético por parte de inescrupulosos hackers que intentaban silenciar la voz de la víctima de esta terrible violación, detalla la declaración que la joven abusada dio a las autoridades: “El hombre sujeta mis brazos fuertemente con sus bruscas manos. Me empuja contra la pared y me dice, “es que la vi con esa faldita” y me comienza a manosear. Yo forcejeo con él, pero es más alto y fuerte que yo. El hombre me amenaza “le va a ir mejor si colabora, se ahorra de energías” se burla y me hace ver “aquí puede gritar, nadie pasa por estas gradas” y con brutalidad me voltea para quedar frente a él. Me sube la falda y quita mi ropa interior. Agarra mis hombros, para presionarme y me abusa sexualmente. Estuvo sobre mi cuerpo cinco o diez minutos, el tiempo era lento. No sé”. Lee acá el artículo completo: (http://www.relato.gt/relatos/asi-abusaron-sexualmente-de-mi-en-arkadia)
Luego de ultrajarla, el violador, llamado José Luis Jiménez Burrion, de 32 años, trabajador de Arkadia y miembro de Seguridad Global, con cinismo le pregunta: ¿se va a ir así? “recoge mi bolsa del suelo y mi ropa interior. Me da mis llaves. Me intimida que “no, ni se le ocurra hacer público esto…porque ya tengo el número de placa de su carro”. Salgo al sótano y de manera inexplicable encontré mi carro. En la salida, había otro agente de seguridad que me recibió el tique y me pregunta ¿todo bien? Y le contesto que no, que deberían tener más cuidado con las personas que contratan. Me dio pena decirle que me habían violado”.
MÁs de 20 Historias como estas, donde cobardes acomplejados utilizan su fuerza brutal para imponerse sobre una mujer, se repiten día a día en Guatemala. La violación es el acto más miserable en el que los cobardes, infames y faltos de hombría intentan ejercer el poder utilizando la fuerza bruta de sus cuerpos. Quien ultraja a una mujer, no merece ser llamado hombre, se encuentra en una categoría inferior a las de las bestias y, como tal merece que todo el peso de la ley caiga contra su persona, para evitar que su presencia siga mutilando vidas.
Hoy, el violador ya fue detenido, acusado por el Ministerio Público de violación agravada y está en prisión preventiva. La prueba: el cotejo genético de su semen en la vagina de la víctima. Sin embargo, hay un tema que merece ser abordado con seriedad y es la responsabilidad del Centro Comercial Arkadia y la Seguridad Global en este lamentable caso.
Arkadia se ha lavado las manos y en un primer comunicado se atrevió a decir que la violación es un “supuesto acontecimiento” , restándole importancia a la versión de la víctima. Además, ha mentido diciendo que “la persona señalada se presentó voluntariamente”, cuando en realidad fue capturada luego de una eficiente investigación del MP. Y como guinda del pastel, pide a la población “no prestarse a comunicaciones informales ni difamatorias”.
Este comunicado, revela la falta de responsabilidad de Arkadia al asumir el rol que le corresponde al velar por la seguridad de sus clientes. Desde el momento en que Arkadia exige el pago de parqueo a sus clientes y promociona seguridad, entre sus responsabilidades incluye velar por la vigilancia, el buen comportamiento y la ética de sus empleados y agentes de seguridad; así como el correcto uso de sus cámaras para detectar alertas de emergencia y garantizar la integridad de sus visitantes, que en su mayoría son mujeres, jóvenes y niños.
En la misma vía podemos hablar de Seguridad Global, que irresponsablemente contrató a un psicópata delincuente. Existen empresas privadas de seguridad que reclutan entre su personal a policías y militares dados de baja por actos delictivos; por no hablar de delincuentes, que al otorgarles una licencia para portar arma han causado graves tragedias. Lo peor del caso es que hay más agentes de seguridad privada que policías y Ejército. De aquí que es indispensable regular a estas empresas, que sin control pueden convertirse en un atentado para los ciudadanos.
El trágico hecho que sucedió en Arkadia merece un acto honesto donde el comercio reconozca sus carencias de seguridad, otorgue una disculpa pública a la víctima y a los guatemaltecos; además, se adhiera al proceso penal para condenar al criminal. En el último comunicado de Arkadia, aparecido ayer luego de la publicación de Relato, agradece a su clientela las “muestras de solidaridad y apoyo”. Mal hecho, acá la única que merece apoyo, solidaridad, respeto y una disculpa sincera es la víctima. Sin un honesto acto de conciencia, difícilmente los guatemaltecos nos sentiremos en paz de salir a la calle.