La productividad es un concepto que describe la capacidad o el nivel de producción de realizar una tarea en un tiempo determinado. A nivel laboral, se habla mucho de este concepto con el cual pretenden medir que tan eficientes eres en tu trabajo. La productividad se ve afectada por factores externos que pueden interferir en que realices de forma óptima tus tareas e impida o haga más difícil que cumplas con tus objetivos. Esto te lleva a tener sentimientos de frustración, y a la vez afecta en las ganas e interés que le pones a alcanzar tus metas.
De todas las variables que pueden influir sobre la productividad, resalta la falta del sueño o el dormir de forma inadecuada. El dormir bien es fundamental para la habilidad cerebral de aprender y recordar. Después de un desvelo o de una noche donde no duermes bien, es más difícil que tu cerebro “grabe” un conocimiento nuevo y será más complicado que encuentre el archivo de algo que ya guardaste en el pasado. Y a largo plazo, vas olvidando lo que ya sabias por deterioro del cerebro. Esto provoca que realizar una tarea sea más difícil pues se tiene que hacer un esfuerzo extra por encontrar dicha información.
Lo bueno es que estos efectos son reversibles. Tras una noche de buen sueño nocturno, el desempeño, la memoria y la productividad en general mejora. El dormir no es un ladrón de tiempo, es una necesidad. Lo principal es asegurarte que tienes una higiene del sueño adecuada. Puedes leer sobre ello en mis relatos anteriores (Higiene del sueño: parte 1, Higiene del sueño: parte 2)
Un motivo por el cual puedes tener problemas para conciliar el sueño se debe a la saturación de estímulos que recibimos a diario. Estos pueden ser a través de redes sociales, medios de comunicación convencionales e incluso conversaciones, con lo que cada vez es más difícil concentrarnos en el momento presente, a nivel personal como laboral. Tenemos la cabeza llenos de temas en los que constantemente estamos pensando, pero son tantas cosas que al final no logras concentrarte en solo una y de paso te pierdes la oportunidad de realmente poder hacer lo que es prioridad en ese momento.
Mindfulness y sueño
El mindfulness o la atención plena, como se conoce en español, es la capacidad humana básica de poder vivir en el presente, regresar al “aquí y ahora”. Nos enseña a prestar atención de manera intencional y consciente al momento presente, sin juzgar. Esta es una excelente práctica que te puede ayudar a dormir mejor.
Vivir conscientemente es un arte, que te permitirá ejercitar tu capacidad de atención y tu mente para permitirte tener control sobre tus recursos cognitivos y centrarlos en lo que te importa y te interesa en cada momento. Al dedicar unos minutos antes de dormir a estar presente , despejas tu mente y de esta forma evitas llevarte pensamientos innecesarios a la cama y así poder dormir mejor. ¿De qué te sirve pensar en la larga lista de pendientes del día siguiente antes de dormir? Realmente no puedes solucionar nada en ese momento, así que porque no enviarle una señal a tu mente y a tu cuerpo que eso puede ser para mañana y que ahora es momento de descansar.
Técnica
Hacer ejercicios de respiración y meditar son formas en las que se puede practicar mindfulness. Les comparto un video que es una mezcla de ambas cosas que pueden hacer antes de acostarse. Lo ideal es elegir un lugar tranquilo, con luz tenue y sin ruido para hacer este ejercicio.
Así que si quieren mejorar u optimizar su productividad, les recomiendo que le pongan un poco más de atención a sus hábitos de sueño. Pueden empezar a hacer pequeñas sesiones de mindfulness o meditación que enseñan a enfocarse en la respiración y el momento presente . El dormir 7-8 horas pueden ser la herramienta que te hace falta para alcanzar tus metas y sentirte realizado con tus labores diarias.