Solo 66 días nos separan de la próxima convocatoria a elecciones generales, la cual se tiene prevista para el 19 de enero próximo. A penas dos meses con seis días faltan para que inicie la campaña electorera, esa de las burdas canciones y las escasas ideas, la de la compra de votos, la de las violaciones flagrantes a las disposiciones legales, la de las coloridas pintas, la contaminación auditiva y visual.
En apenas 1,584 horas la nueva carrera a cargos de elección popular dará oficialmente inicio, aunque nunca faltan aquellos políticos “astutos” que coquetean con robarse la salida.
¿Qué nos depara? Una pregunta sin respuesta. Para la convocatoria de la pasada elección, muy pocos imaginaron que el actual mandatario, podría tener posibilidades reales de quedarse con la silla presidencial, pero llegó al guacamolón aunque en el Congreso solo fue capaz de conformar una paupérrima bancada de con una decena de parlamentarios.
No obstante el oficialismo no tardó en sumar entre sus filas a unos 20 tránsfugas para buscar así tener un mayor margen de maniobra. Con una treintena de parlamentarios FCN-Nación intentó, sin mayor éxito, dominar un organismo per se complejo.
Tras poco tiempo de iniciada la nueva legislatura muchos diputados traicionaron el voto popular y cambiaron sus colores a conveniencia tal cual camaleones. Pero hubo un factor que no divisaron en la ecuación: el molesto artículo de la Ley Electoral que prohibiría su reelección.
Tal párrafo le ha robado el sueño a los 70 quienes intentan, desesperadamente intentan, sin éxito borrar de tajo ese molesto artículo y eliminar así la prohibición que, de momento, los tiene al borde del desempleo.
El último en intentarlo fue Luis Hernández Azmitia. Su colega, Mario Taracena, en el hemiciclo en un encendido discurso aseguró que “aunque lloraran lágrimas de sangre”, no pasaría la propuesta para eliminar la prohibición de la reelección de los diputados tránsfugas.
Recientemente un asesor de una bancada minoritaria, la cual no ha integrado a tránsfugas, me dijo que nada pasaría en el Congreso porque los 70 no apoyarían ninguna iniciativa o proyecto hasta que fuera eliminado ese molesto párrafo.
Una gran oportunidad
En ese contexto los otros 88 tienen ante sus ojos una inmejorable oportunidad de hacer de las suyas. ¿Cómo? Condicionar la aprobación de tal prohibición a cambio de lo que sea, incluso de dinero mismo. El asesor me aseguró que los 70 entregarían la Junta Directiva, aprobarían el presupuesto y cualquier otra iniciativa en agradecimiento por permitir la reelección de los camaleones.
¿Quién coordinará esa negociación? ¿Ya hay conversaciones al respecto? (seguro muchas) ¿Lograrán su cometido los 70 a punto de caer en el desempleo. Ojalá tuviera las respuestas. Y ¿Usted qué cree?