TE AMO, PERO TE ODIO. Por Guillermo Monsanto
No se cuándo tomé la manía de saludar a la gente y preguntarle: “usted ¿es feliz?” Muchas veces, con sorpresa, me he topado con respuestas evasivas o abiertamente negativas. El 14 de febrero o en Navidad, por ejemplo, aparecieron en las redes sociales infinidad de mensajes contrarios a las dos celebraciones, la vida en pareja y, en general, un malestar enconado para los que sí festejan en unión de sus seres amados. Más me llamó la atención el hecho que, el día de la madre, un número elevado de compañeras de trabajo, ya en la mediana edad, me manifestaran con desánimo que todavía no eran mamás porque estaban solteras. Este último tema da material para muchas disquisiciones, más ahora que la mujer es profesional y enfrenta la vida desde otras perspectivas más halagüeñas que la dependencia masculina, tan usual en el pasado.
Mi relación con la cátedra, las artes visuales y el teatro me facilitan ser observador. Mis estudiantes se quejan continuamente de no encontrar una pareja y que sus relaciones personales son un fracaso. Pero ¿a qué se debe esto? ¿Qué es lo que hace que muchos no encuentren el interruptor para encender una luz de amor firme y duradero? Y los que lo logran ¿por qué tienen tantos idilios efímeros y traumáticos? Finalmente ¿hay una definición inequívoca del término amor?
Veamos. El amor es un sentimiento individual que se comparte con otra persona que también posee una percepción y personal forma de amar. Ese camino que se recorre para encontrarse en un punto central es vital en muchos sentidos ya que implica muchas actitudes que involucran tolerancia, confianza, amistad, fe, solidaridad y hasta una razonable dependencia. La pasión, las mariposas en el estómago, el deseo, las ilusiones iniciales, remiten en algunos casos con el tiempo. Puede ser por eso que, quienes se fundamentan únicamente en lo físico, pierdan la esencia del otro yo y con ello la vida de dos se trasforme en lo que jamás imaginaron: un odio tan pasional como el amor que sintieron en el primer momento.
El amor todo lo puede, relativamente. Es la sumatoria de actos diarios lo que alimenta el corazón y con él bien nutrido, se mantienen vivos otros sentimientos paralelos entre los que se localiza la ilusión, respeto, comprensión, protección, resolución de problemas o conflictos y, la comunión de intereses. Si bien es cierto es inevitable sacrificar algunas cosas, las compensaciones son tantas que superan con creces el resto. No hay duda que las redes sociales acercan a muchas personas, pero ¿serán un buen sustituto en las acciones de amar y ser amados? Regresando al principio ¿es usted feliz?