Por: Sheila Toledo de Bernal, Administradora Educativa y capacitadora de la organización ProMujer, Únicas Guatemala.
Hace unos años, se oía mucho la frase “las mujeres deben subsistir en un mundo de hombres”, pero a como van las cosas y como mamá de tres varones, me asusta pensar que no se está buscando la igualdad o un lugar intermedio, sino realmente veo que lo que se busca es un mundo de mujeres, en donde el que tiene que sobrevivir es el hombre.
Soy una mujer que vive en sus 40s. Me catálogo fuerte, una mujer con sus bajos y sus altos, que ha visto y ha vivido injusticias, pero sobre todo me catálogo una mujer que busca la verdad y la justicia. No me malinterpreten, también he vivido acoso y la falta de respeto, pero he aprendido a usar mi voz y levantarla por los que no la tienen. Por muchos años, en muchas ocasiones y en distintas esferas he buscado la justicia, no miro el sexo de la persona, edad o raza, lo único que busco es que todos sean tratados con dignidad y respeto. Pero leamos bien: todos. Me asusta pensar que muchos sectores de la sociedad hoy en día velan solo por sus propios intereses y no los colectivos.
Lamentablemente, creo y entiendo que hay tendencias y hay modas, esto ha sido así toda la vida, no es de ahora. Siempre la gente tiende a buscar y seguir lo que dice la sociedad o simplemente quiere encajar. Necesitan encajar porque en algún momento de su vida fueron rechazados.
Pero me pregunto: ¿será que al tratar a un grupo o una persona determinada de la misma manera que fuimos tratadas nosotras, en este caso las mujeres, no nos estamos convirtiendo en lo mismo que tanto hemos juzgado?
Estoy consciente de que a la mujer se le ha tratado injustamente en muchos tiempos, en muchos lugares, en muchas culturas y en muchas circunstancias. Estoy convencida de que todos debemos ser tratados por igual y lamentablemente hemos visto lo contrario en los recientes movimientos impulsados por el odio irracional contra el sexo masculino.
Creo firmemente que tanto la mujer como el hombre tiene derechos, responsabilidades, dones y talentos, necesitamos uno del otro para tener una vida plena, pero llenando los corazones, las organizaciones y las redes de odio y de venganza no se logrará un cambio consistente. ¿Acaso no se dan cuenta que si se siembra amargura sólo se cosechará amargura?
Es cuestión de tiempo, en unas décadas vendrá de regreso el odio y amargura y será una batalla de nunca acabar. Hombres peleando contra mujeres, mujeres contra hombres y de nuevo. No, no somos iguales. Y eso es perfecto, porque naturalmente tenemos cualidades para que hombres y mujeres nos relacionemos y ayudemos y juntos, avanzar más. Ninguno es mejor que el otro, simplemente somos distintos y complementarios en todo aspecto.
Eso mismo es lo que debemos incansablemente enseñar en casa y ¿por qué no? También fuera de ella. Tengo una voz, una influencia y debo usarla para beneficio de alguien más que no sea yo, especialmente de los más necesitados y vulnerables. Quiero que mis hijos hablen, que traten, que enseñen, que dirijan como ellos quisieran ser tratados y escuchados. Quiero que todo lo que hagan lo hagan desde la posición de respeto y empatía. Y de esa misma manera deseo que los traten a ellos. Es lo que quisiera para todos los guatemaltecos.
Pero tengo miedo; miedo de que mis hijos, al crecer, vivan en un mundo en el que tengan que convivir con el miedo, donde tengan que vivir cuidándose las espaldas de lo que hacen y de lo que dicen porque todo puede ser malinterpretado, que sean vistos como villanos cuando no han hecho nada malo, más que simplemente ser hombres. Tengo miedo de que ni siquiera puedan exigir respeto o justicia cuando son maltratados o víctimas de violencia, incluso desde pequeños, como seres humanos porque su voz ha sido silenciada.
Como hombres, les enseñó a respetar a todos y tratar a las mujeres con delicadeza, pero ¿qué pasará cuando ellos no reciben el mismo respeto? Tengo miedo de que cuando alcen la voz por ellos o alguien más, se tome como falta, cuando realmente también están ejerciendo el derecho de todo ser humano.
Me pregunto: ¿no estamos repitiendo la historia? No quisiera que la venganza se disfrace de justicia y que haga más daño del que ya se había hecho en la defensa de la vida humana, especialmente la de la mujer. Es importante que encontremos y vivamos en la verdad, el perdón y reconciliación para tener una sociedad pacífica y empática. Al final de todo, es lo que todos deseamos. Solo espero enseñar correctamente a mis hijos, a mi círculo, ser parte de la solución, ser ejemplo de amor y respeto.