La pequeña, casi bebé, actúa sobre una mesita y sin comprender aún de qué va la vida. Muy pronto, aún chiquita, camina de la mano de su abuela, inmersas ambas en la magia de la música. Pocos años después se abre un telón y la niña se hace gigante en un escenario mientras protagoniza una obra. Empieza a comprender que el teatro también es su hogar. Adolescente, compone una canción que llega a escaños finalistas en medios internacionales. Su voz de mujer joven da miel a canciones que se catapultan en el universo de la música.
Sumida en luz observa una cámara. En videos musicales de primer orden, su rostro transmite mensajes con talento. Se desenvuelve con la propiedad de quien sabe que la actuación es un arte multiplicador de la experiencia humana. También canta, por supuesto.
Cámaras de talla mundial enfocan a la mujer en la que se convirtió. Actúa para públicos internacionales: Orange is the new black, el nuevo set. Netflix ha puesto los ojos en su talento. Su nombre es Sofía Insua.
Una historia de luces, cámaras y talento
No es la fuerza de sus ojos, ni su rostro exótico ni su silueta alta y estilizada. Tampoco su cabello negro, largo e imponente. Más allá de su belleza, Sofía está encendida por luces más profundas. Brilla en su entusiasmo al comunicarse, en la claridad de sus respuestas. Hay luz en su forma de transmitir el bagaje que su profesión le ha dado, a pesar de su juventud. Resplandece por el amor que profesa a las artes escénicas, por su talento cinco estrellas, por su pasión.
Para entender a lo largo y ancho su genuina vocación de actriz, su historia hay que conocerla desde el principio. Desde los tiempos que ni ella misma recuerda con claridad.
Sofía era muy pequeña, recién aprendía a caminar, cuando inventó su primer escenario. Quitaba todo lo que había sobre una mesita de noche y se subía en ella para ofrecer sus primeras actuaciones. El escenario, desde que lo construyó sobre esa mesa pequeña, es el agua en donde mejor sabe nadar, el espacio en donde encuentra su versión genuina.
Desenvuelta y cariñosa, creció siendo una fuerza de la naturaleza. Desde su infancia, comprendió que lo suyo sería el arte escénico. Fue introducida a las artes desde niña con clases de piano y danza.
Largo andar en el camino de la actuación
Todo empieza con un deseo, grande y certero.
La primera temporada de teatro musical en la que actuó fue “Madeline”, el musical, en el teatro del IGA. Tenía 9 años.
Su originalidad causó entusiasmo en el equipo. Sembró así la primera semilla de su sello personal: pensar fuera de la caja al dar vida a cada personaje, en un escenario o detrás de las cámaras. Desde niña inventaba su manera única de vestir otra piel.
Consciente de su talento
Llegó la segunda producción teatral en Kodaly. Sofía no aspiraba un rol protagónico. Estaba tan contenta de pertenecer, que un papel secundario sería suficiente. Almita, la directora, le dijo con vehemencia que debía apostar por un protagónico. No hacerlo sería un triste desperdicio. Fue un momento crucial.
Presencias indispensables
Fue su abuela materna, Yoli, quien la acompañó en sus primeros pasos dentro del mundo del arte. A los 3 años la llevó a SETECA, a clases de xilófono. Sofi recuerda que de refacción le daba un juguito y galletas. La abuelita insistía en que sus nietos recibieran verdadera educación musical. Sin saberlo aún, la música sería otro universo en el que Sofía destacaría, además de la actuación.
Sus primeros encuentros con la actuación y obras musicales fueron bajo tutela de la maestra Alma Monsanto y más adelante fue alumna de Angélica Rosa, ambas de gran reconocimiento en el ámbito del arte escénico guatemalteco.
Angélica Rosa refinó su conocimiento. La preparó para salir al mundo, en busca de formación profesional. De tal manera que Sofía, motivada, preparada y con determinación, estudió la carrera de actuación en Nueva York.
Reconoce, por supuesto, que el apoyo incondicional de sus padres y toda su familia ha sido crucial en el camino que escogió.
Un camino memorable
Es fascinante caminar de su mano cuando recorre en la memoria su sendero artístico. Sofía ha explorado muchos universos creativos.
A los 9 años conoce la libertad creativa y expande sus confines a través del teatro musical. Muy pronto, entre los 11 y 12, suma a su formación la técnica vocal para complementar la actuación con el canto. Un acierto, pues su voz es magnífica. A los 14 años, aproximadamente, aísla ambas interpretaciones, sin descuidar ninguna. Al contrario, se especializa. Actuación y música, dos musas distintas, a cada una le dedica tiempo y creatividad.
A los 16 consolida voz y presencia escénica propia. Descubre su personalidad, desarrolla originalidad, consciente de que debe nacer como alguien distinto, auténtico y único en el medio. Trabaja para alejarse de cualquier imitación.
Además de cantar y actuar, durante esta etapa Sofía se dedica a la composición musical y acompaña su canto como instrumentista. No hay arista que deje libre.
Luego llega la etapa de preparación seria. Estudiar en un conservatorio internacionalmente requería de enfoque y trabajo. Su meta era NYC; su especialidad, la actuación.
Sofía es hoy actriz profesional, graduada en The American Academy of Dramatic Arts (AADA).
La actuación, además de ser su profesión, es un estilo de vida, la creatividad en el centro de su andar. Apuesta por llevar su actuación a otro nivel, sus esfuerzos, todos, apuntan en esa dirección. Lo hicieron desde que aprendió a caminar.
¿Y la música?
La primera vez que escuché a Sofía fue en la canción BigCityDreams; la letra es de su autoría, la canción, impresionante. Su voz, un listón seductor, dulce, no pasa desapercibida. La vida la colocó en el camino de EasyEasy, y muy pronto se convirtió en vocalista y compositora de esta reconocida banda.
Sobre el escenario musical, pone de manifiesto talento y profesionalismo. Además de escucharla, verla es una experiencia fuera de serie. Es una gran performer, o como la llamaron en Colombia recientemente: TEATRAL. Una afirmación que le da mucha seguridad: su carrera como actriz está presente en su vida musical.
El arte de sobresalir
Durante su participación en el Campeonato Mundial de las Artes Escénicas (WCOPA), en 2013, obtuvo 8 medallas y dos trofeos de Campeona Mundial en las categorías de actuación, canto y modelaje televisivo.
Fue finalista en el John Lennon Songwriting Contest, en 2014, una competencia internacional. Sofía tenía 16 años y compitió con compositores que llevaban la misma cantidad de años escribiendo música.
Humanidad y arte
De acuerdo con Sofía, las artes constituyen plataformas poderosas por el peso de su influencia. Pueden aprovecharse para abordar temas relevantes para el progreso de la consciencia colectiva.
Es fascinante su trayectoria. Sofía, tan joven, construye un sitio sólido en el mundo de la actuación profesional. Lo está logrando con trabajo, con claridad y, por supuesto, por la originalidad de su talento.
@sofiainsua
@sofiainsuaguatemala